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CIUDAD DE MÉXICO, 25 de abril de 2018.- El ombudsperson nacional, Luis Raúl González Pérez, llamó a la sociedad en su conjunto a erradicar la violencia hacia niñez y adolescencia, que no puede ni debe ser tolerada y mucho menos promovida por el Estado.
Demandó que, a partir del reconocimiento de la dignidad de niñas, niños y adolescentes y de los derechos que les asisten, generar una nueva cultura de respeto y redefinir su papel dentro de la familia y la sociedad misma.
Subrayó, se añadió en un comunicado, que la oposición al castigo físico no debe entenderse ni implicar que se suprima o deje sin efecto los derechos que asisten a padres y tutores para cumplir con su responsabilidad de educar a niñas, niños y adolescentes; por el contrario, lo que se busca es que esa formación y educación sea más pertinente y adecuada, y promueva el desarrollo de la responsabilidad y compromiso sobre la violencia o amenaza; que la imposición de límites esté basada en reglas claras, respeto y convencimiento, más que en la agresión, imposición y capricho.
Enfatizó que en el actual proceso electoral que vive nuestro país, la sociedad debe observar qué aspirantes a puestos de elección popular se comprometen con el respeto y promoción de los derechos de niñas, niños y adolescentes, y con el interés superior de niñez y adolescencia, para decidir su voto.
Permitir que los niños, niñas y adolescentes ejerzan sin límites ni dirección alguna su voluntad, aseguró, también viola sus derechos humanos y atenta contra su interés superior que, en todo momento, se debe considerar.
Al participar en la inauguración de la Reunión Interamericana sobre Castigo Corporal contra Niñas, Niños y Adolescentes, que encabezó el Subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación (Segob), Rafael Avante, González Pérez señaló que cuando la violencia es práctica común en el seno familiar, se normaliza y acepta en sus miembros, y quien sufrió violencia física durante su proceso educativo es probable que la interiorice como la forma debida de educar y replique patrones violentos al asumirlos como correctos, lo que ocasionará en quien la sufre desconfianza, resentimientos, miedo y baja autoestima, que contribuirán a preservar los patrones violentos en las generaciones subsecuentes.
González Pérez expresó su convicción porque las reflexiones en esta reunión permitan replantear el papel de la escuela en los procesos educativos y fortalecer la articulación y apoyo con las familias, que son base de las relaciones sociales y de la educación de las personas.
Detalló que en una familia donde el respeto y tolerancia entre sus integrantes sea la constante, se reconozca y asuma la autonomía de niñas, niños y adolescentes, se les escuche y tome en cuenta como forma de tomar decisiones y resolver diferencias en el diálogo y el entendimiento, exaltando la importancia de la colaboración y participación activa de miembro en lo que pasa en el núcleo familiar, es probable que esté en la ruta y llegue a una educación sin violencia.