Visión financiera/Georgina Howard
Temporada de huracanes y desabasto de agua.
Paradójicamente inicia la época de huracanes a lo largo de la costa del Pacífico al tiempo que hay un serio problema de desbasto de agua en la capital del país. Cerca de un millón de habitantes de diversas delegaciones padecen a diario la falta del vital líquido y no será hasta la próxima semana en que se regularice el problema, a decir de las mismas autoridades.
Por lo pronto las pipas de agua se cotizan en un dineral y son condicionadas solamente a los fieles del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y su candidata Alejandra Barrales. Vaya que la dama se las gasta y duro. Así, Iztapalapa, entre otras varias delegaciones, se ha convertido en zona de conflicto por el vital líquido, mientras que el jefe del gobierno capitalino interino promete pronta recuperación del servicio y atribuye la escases a una demanda “atípica por las temporadas de calor”.
Recordemos que la falta del agua potable para uso doméstico fue motivo reciente de fuertes diferencias entre perredistas y morenos, quienes casualmente son los que se disputan con todo a la capital del país. En aquella ocasión el problema fue por el cierre de las válvulas en diversos puntos de la citada delegación Iztapalapa.
Hoy la carencia del líquido empezará a regularizarse el viernes de manera paulatina en un 90 por ciento y se prevé que el lunes esté en condiciones normales, según previsiones del Sistema de Aguas capitalino, que atribuyó la escasez a un mayor consumo del líquido durante dos semanas de calor, además de una fuga en el acueducto Tulyehualco, que ya fue reparada.
Las autoridades capitalinas reconocen que Iztapalapa es la Delegación que mayores afectaciones ha recibido. Así en la Colonia La Planta, damnificados por el sismo del 19 de septiembre pasado deben de surtirse a través de un contenedor de 10 mil litros de la calle. En los últimos días, denuncian, se ha reducido el número de pipas que lo llenan. Las largas filas de personas demandando el servicio son a diario. Pero no es la única, el desabasto afecto también a otras delegaciones como Venustiano Carranza, Tlalpan y Benito Juárez.
Reportes periodísticos revelan que para hacer frente a la escasez de agua prevaleciente en la capital, muchos de sus habitantes deben enfrentarse a pagos de hasta mil 800 pesos por la compra de pipas o bien hacer largas filas, desde las cuatro de la madrugada, como sucede en las garzas del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) para acceder al recurso.
Un reporte del diario El Universal revela que hay empresas que ofrecen el servicio de pipas de 10 mil litros, y cuyos precios oscilan entre los mil y mil 800 pesos, en las delegaciones Iztapalapa, Tlalpan y Venustiano Carranza. La pipa más barata se costeó en Iztapalapa en mil pesos. La empresa condiciona a que el agua sólo se llevará a un domicilio. La más cara se detectó en Tlalpan, donde el pago por una pipa de 800 litros es de mil 800 pesos.
En todos los casos, la entrega de agua registró un tiempo de espera de 24 horas. Muchas personas de escasos recursos prefieren formarse desde la madrugada para acceder a una pipa. El hecho de fondo es que la contingencia por el desabasto de agua, en por lo menos tres delegaciones, continúa pese a que las lluvias provocadas por los huracanes encharcan y hasta inundan a la ciudad, pero no contamos con sistemas de captación y almacenaje de agua de lluvia.
El director del Sistema de Aguas de la CDMX, Ramón Aguirre, aseguró que el consumo de agua depende del clima y reiteró que el costo de la contingencia ha sido de 40 millones de pesos. «Donde está normalizado el clima empieza a regularizarse el suministro, y ahora que está lloviendo, necesitamos volver a llenar los tanques. Se requiere tiempo, pues es un proceso que en condiciones normales toma alrededor de tres días».
La crisis del agua en la ciudad capital no sólo obedece a lo señalado por las autoridades capitalinas, hay razones de fondo para observar que el fuerte desabasto, tiene su causa también en el crecimiento vertical de la capital. Edificios ciclópeos que se han multiplicado en diversos puntos, edificaciones de triple propósito –con zonas comerciales, habitacionales y hasta de oficinas–. Juntas estas construcciones y sus habitantes demandaran miles de litros de agua al día.
Los mantos freáticos viven una fuerte presión debido a la deforestación de las áreas verdes y sus recargas de agua se ven amenazadas por la erosión del suelo. En materia de agua, la ciudad vive fuertes problemas no sólo de abasto, sino de drenaje. Coladeras taponeadas por toneladas de basura, la principal causa.
Llegaron los huracanes y con ellos las lluvias que se repetirán en estos días. Vendrán los encharcamientos, las inundaciones –como ya ocurrió en Guadalajara—y los desastres por el exceso de agua y la falta de previsión para su desalojo. Pese a la repetición del fenómeno no hemos aprendido a recolectarla, preservarla y reabastecerla. Mucho menos drenar las copiosas cantidades que provocan las lluvias.
Absurdo resulta ver cómo nos inundamos al tiempo que escasea el agua. Su manejo sigue siendo todo un reto. La respuesta está en la ciencia y la tecnología.
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