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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de junio de 2018.- En tiempos del Mundial, la politóloga Gloria Álvarez presentó a una República en un ambiente futbolero donde el gobierno es un árbitro que vigila a los ciudadanos para que no pateen la libertad ajena.
Sin embargo, advirtió que para un populista el ciudadano «pendejo, pobre, débil y ha sido tan abusado», donde el gobierno juega a ser portero, delantero, mediocampista, dueño del estadio y hasta del público y reventas.
«Para el populista el gobierno se tiene que encargar de todo, Papá Estado», pasando de ser la persona que resuelve la vida a acabar con la oposición hasta ser Juez.
En su visita a la Ciudad de México, advirtió sobre un hartazgo que hace a la gente votar con el hígado y buscar un mesías a quien no le pasan el mismo filtro que a la oligarquía o statu quo del que están cansados, sin darse cuenta de que los únicos que resultan jodidos son estos.
Un hartazgo reflejado hoy en México del que aseguró es old news para países latinoamericanos que han vividos con gobiernos populistas e incongruentes.
En su conferencia Populismo en América Latina, invitada por la Barra Mexicana de Abogados, la joven expositora refirió como fecha de creación en la región geográfica noviembre de 1989, teniendo como referentes la caída del Muro de Berlín y el colapso de la Unión Soviética.
Previo a estos acontecimientos, dijo que la mayoría de los países latinoamericanos eran gobernador por dictaduras militares. «Mientras ustedes -en México– tenían la dictadura perfecta del PRI, nosotros teníamos militares», desde Guatemala a Argentina.
Sin embargo, advirtió que a un dictador «le vale madres caerle bien a la sociedad», pues no los necesitan al no haber votos que ganar para alguien que no tiene que enfrentarse a elecciones.
Cuando esta filosofía política empieza a volverse útil es cuando se derrocaron las dictadura y empezaron a nacer gobiernos civiles y democráticos, momento en que partidos inclinados a una ideología guerrillero marxistas, socialistas y comunistas, liderados por Fidel Castro, empiezan a preocuparse por llegar al poder.
En un nuevo juego se trató de la llamada democracia, que según Álvarez, no es otra cosa que convencer a un montón de gente que voten para llegar a poder, mover todo y dejarlos igual, un modelo donde la izquierda latinoamericana tuvo un papel fundamental.
La politóloga criticó que a los grupos de izquierda latinoamericanos integrantes del Foro de São Paulo, fundada por el Partido de los Trabajadores de Brasil en 1990, quienes han manipulado e inventado al ‘pueblo’ y al ‘antipueblo’, el culpable de todos los males de la sociedad que puede ser un enemigo exterior o los españoles conquistadores, la oligarquía rancia o la mafia del poder.
«La casta, le dice Pablo Iglesias en España, los cozinha como les decía Inácio Lula da Silva en Brasil, los gorilas Cristina y Néstor Kirchner en Argentina, los pelucones Rafael Correa en Ecuador, los escuálidos les decía Hugo Chávez o Nicolás Maduro en Venezuela», quienes crearon un anti pueblo culpable de todo.
Álvarez Cross arremetió en contra de los partidos de políticos izquierdistas, que se contradicen como un Castro que habla del pueblo al igual que Hitler, Obama y hasta Trump.
Cuando las oposiciones que vieron lo fácil que era ganar elecciones con el populismo, se unieron a esta doctrina que ha puesto de presidentes a Chávez, Lula, Rousseff, Kirchner, Bachelet, Mujica, Morales, Correa y Ortega.
«El caso de corrupción más multimillonario de América Latina resulta que es culpa de la izquierda, del socialismo del siglo 21», afirmó sobre Odebrecht.
«El populismo no es nada nuevo, no es una ideología política, ni una política pública ni exclusivo de un partido o un candidato, es tan antiguo como el mismo Imperio Romano», dijo la expositora de doctrina libertaria de un pan y circo que entretiene a la gente mientras otros desmantelan la República.
«En el gobierno de una República la figura más importante no es el Presidente, es la Constitución», subrayó.