El presupuesto es un laberinto
Energía de la vida
El estrés es la energía de la vida, pero se vuelve un problema cuando sobrepasa los límites en que podemos manejarlo, es tesis de la doctora, escritora, periodista y poeta doña Rosa Chávez Cárdena.
Se presenta en dos tipologías: el agudo y el crónico.
El agudo puede ser tan intenso que pone en peligro la vida, como en un accidente, una cirugía, un asalto a mano armada; la recuperación depende de la resistencia y adaptación de cada persona de acuerdo a factores de personales y familiares.
El crónico por contrario, es el que se va acumulando de las actividades que desempeñamos y afecta la salud física y mental.
La reacción al estrés no tiene género, momento o situación, depende de factores personales y de las herramientas que se adquieren para enfrentarlo. Algunas personas se ponen histéricas cuando las cosas no les salen bien, otras reaccionan de manera violenta, cuando no encuentran como darle salida a una situación que les ocasiona frustración.
La manera de reaccionar depende del temperamento, de los modelos familiares, incluso de la cultura en la que nos desenvolvemos. Hay familias que no les permiten enojarse o expresar lo que sienten, acumulan, hasta que se presentan los síntomas y las enfermedades.
Hoy en día tenemos cerebros acelerados, estamos con un ojo al gato y otro al garabato, en muchas cosas a la vez.
La desorganización es fuente importante de estrés. Un ejemplo es como por la mañana, que asustan a los hijos con tantas prisas y carreras… que si no encuentran los zapatos, la mochila, el tiempo corre y hay que llegar a tiempo a la escuela; las prisas generan torpeza y sufren accidentes.
Los niños aprenden de estos modelos y en su vida adulta actuarán de la misma manera.
Otra fuente importante de estrés, es la inseguridad, la violencia, la incertidumbre en la que vivimos; sumados a situaciones que nos disgustan o nos tensan, como acudir al dentista, el sonido de una máquina, el miedo a las inyecciones, una evaluación ginecológica, enfrentarse a un examen, y el tráfico en las grandes ciudades.
Son efectos del estrés:
Dolor. Tensión muscular especialmente en el cuello, los hombros, los brazos, las piernas, que son las áreas de respuesta instintiva al estrés: “correr o pelear” al no aprovechar las hormonas del estrés: adrenalina y cortisol, se acumulan y producen tensión muscular.
La digestión: colitis y gastritis son las más frecuentes. El intestino es el órgano más sensible, parece un radar capta todas las emociones, inflamación, estreñimiento, diarrea, pérdida de apetito. Los corajes, las presiones por el trabajo causan gastritis.
Dolor de cabeza. Los trastornos en la digestión producen dolor de cabeza: migraña, cefalea. Las personas muy activas, directores, líderes, los que manejan personal, los que trabajan bajo presión, los que fuman, se quejan de gastritis y padecen presión arterial alta. Las aprensivas que quieren todo perfecto, tienen presión baja, padecen colitis, dolor de cabeza tensional y depresión.
Somatización. El exceso de estrés y las situaciones emocionales se presentan como síntomas. El cerebro tiene memoria y somatiza en las mismas zonas: la garganta, ardor, inflamación, alergia en la piel, en el aparato respiratorio, herpes labial, infección urinaria (cistitis), diarrea.
Estado de ánimo. Llanto sin motivo, mal humor, intolerancia, discusiones por cualquier nimiedad, coraje, agresividad, celos, pesimismo, anhedonia, (estado de ánimo en el que nada nos satisface) sentimientos de soledad, de culpa. Pérdida del deseo sexual, o dificultad para disfrutar el orgasmo y disfunción eréctil.
Y la médico homeópata Chávez Cárdenas nos habla sobre el manejo del estrés.
La respiración: ésta es básica porque cuando estamos estresados muchas veces no estamos conscientes de lo que comemos, de lo que decimos, y menos de como respiramos. Respira profundo, cuenta hasta cinco, exhala por la boca en tres tiempos, primera, lo mandas a los hombros y los sueltas, la segunda exhalación al pecho y la última al plexo solar localizada en el ombligo. La repites hasta que te relajes.
Tiempo Fuera. Toma un descanso, camina sin zapatos en el pasto, abraza un árbol, y pregúntate: qué huelo, qué siento, qué escucho, qué veo. Pide ayuda, delega responsabilidades, el agua es muy relajante, tanto beberla como estar en ella, si puedes métete a una alberca, al mar o un jacuzzi, incluso puedes meter los pies en agua tibia con unos granos de sal.
Actividad fuera de lo rutinario. Un retiro con la persona amada, disfrutar la intimidad, escuchar música, con aromas; si no pueden salir, en su casa modifica el ambiente para sentir que se encuentran en hotel de cinco estrellas. O en el mar, diría don Javier Martínez Rivas, experto.
Dormir. Trata de dormir ocho horas; el problema actual es que dormimos muy poco. La tecnología es indispensable y ya no podemos estar alejados de ella, pero nos ha traído grandes problemas como adicción, cerebros acelerados, poca sensibilidad y falta de atención.
Recomienda obtener ayuda profesional si el manejo del estrés se salió de control.
Y añadimos nosotros, con sutileza: pinche estrés.