
Libros de ayer y hoy
México, canta y no llores
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Rosa Chávez Cárdenas, además de escritora, doctora, médico y periodista, es sabia. Sabemos que hay dos temas que no debemos tocar en grupo con el riesgo de salir en conflicto: política y religión. Ella lo describe: En tiempos de campaña, el ambiente está al rojo vivo. Pero, cuando de futbol se trata nos unimos cuando México compite con otros países. El futbol crea sueños y nos distrae de realidades.
Los mexicanos somos buenos para criticarnos, hablar de nuestros defectos, decir que somos flojos, ignorantes y creemos que cualquier país está mejor que el nuestro. La victoria contra Alemania y también Corea, fue victoria colectiva, los fanáticos del futbol corrieron a agruparse en el ángel, la Minerva, en los bares, en familia, cualquier lugar fue bueno para celebrar, sentirse el jugador número doce.
Nadie creía que los mexicanos podían ganar al campeón del mundo en un mundial, lo han hecho otras veces, pero, esta tiene un significado especial. No falta quien aún duda del potencial de los jugadores y se atreve a decir que el partido fue arreglado, esos que dudan que nuestro país es competente en muchas áreas. La psicología colectiva expone que tenemos una fuerte identificación con el futbol, los jugadores son símbolos de lo que se puede lograr en grupo; como familia, en un negocio y como país. El futbol se convierte en un contenedor, un distractor de sentimientos, ayuda en el estado de ánimo, en la frustración, es una buena terapia cuando se practica y un distractor cuando lo disfrutan como espectadores. La identificación con el equipo refuerza lazos familiares, de amistad, y cuando compiten con otros países une socialmente.
Esto la sabe la FIFA de tal manera que aprovechó el mercado para adueñarse del mundial del futbol y obtener ganancias millonarias. Reparte y recibe las ganancias hasta con las empresas que venden alcohol, y son tantos los ingresos hasta que les descubrieron la corrupción de sus dirigentes. Los festejos, la euforia por ganar un partido puede ser exagerada, pocos entienden el significado del triunfo. Sentirnos de primer nivel, eleva la autoestima, ya no somos los últimos de la lista, los que juegan al ya merito, ya estamos a nivel de competencia de las grandes potencias incluso en la economía.
En el juego como en el amor y los negocios se gana o se pierde, tenemos que seguir con la autoestima alta. Que no nos divida la política, somos un equipo. A pesar de tener malos gobiernos hemos salido adelante, tenemos que seguir en la jugada no solo permanecer como espectadores. Ningún candidato tiene una varita mágica para arreglar nuestros problemas, por más que se empeñen en ofrecer las perlas de la virgen. Vamos México, nuestro país necesita amor y compromiso, justicia y honestidad de cada uno de nosotros, esa es la mejor manera de meter goles. Lo dice, insistimos, una amiga sabia.
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