Descomplicado
Podría ser la compensación
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Frente al aún huésped de Los Pinos, en el Día del Abogado, el ministro presidente del Consejo de la Judicatura Federal y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, don Luis María Aguilar Morales, sostuvo al referirse al Poder Judicial de la Federación, uno de los tres poderes de la unión: “Las condiciones de seguridad, estabilidad, remuneraciones dignas y capacitación, no son en beneficio personal de los juzgadores ni mucho menos “privilegios inconfesables”.
“Los hace independientes y confiables para que la democracia sea real y efectiva y el Estado de Derecho deje de ser una utopía”. Tiene razón por supuesto. Y podría ser la respuesta a lo que en su tiempo afirmó el líder estudiantil, 1968, Salvador Martínez de la Roca, conocido por todo el estudiantado, como “El Pino”, para justificar la corrupción en la administración de justicia, el legislativo y el ejecutivo: “La corrupción debe entenderse, como una compensación del ciudadano al empleado público por los miserables salarios, sueldos, que les paga el gobierno”. Aguilar Morales quien fuera el director administrativo del entonces presidente de la Novena época del Máximo Tribunal, don José Vicente Aguinaco Alemán, también advirtió que si el juez no es independiente “al dejar de serlo, abdica de su posición de juzgador y se convierte en un abyecto esclavo de voluntades ajenas, en un simple mandadero de alguien”.
Don Luis María es rector de jueces y magistrados que integran al Poder Judicial de la Federación y encabeza a los diez ministros restantes de la Corte que lo eligieron presidente. Quienes transitamos por el ámbito de justicia del país, antes y después de la reformas de 1994, coincidimos con el alto funcionario. Claro que las remuneraciones dignas –sueldo—y las condiciones de seguridad, estabilidad y capacitación son necesarias para un servicio público indispensable. Ineludible en un país democrático que busca tener paz en el respeto a los derechos humano y construir una sociedad más justa, como acaba de afirmar el virtual presidente de México. No se equivoca el licenciado Luis María Aguilar Morales cuando asevera que la independencia de los juzgadores, –y se refiere a jueces, magistrados y, por qué no, también a sus pares ministros—no depende únicamente del recto actuar y convicciones.
Está enmarcada también en las condiciones favorables que lo permitan. No sólo facilitándole su trabajo, sino dándoles la necesaria seguridad de que serán respetados en sus decisiones, en su permanencia en el cargo. En su integridad personal. En tener remuneraciones y condiciones de retiro razonables y dignas. En una frase: “Tener la humana tranquilidad para reflexionar sus análisis y decisiones sin presiones ni internas ni externas, que doblen la vara de la verdad. De la justicia”. Porque no hay una verdadera sociedad democrática si no tiene justicia, coincidiríamos con el funcionario, don Luis María, que este 2018, termina, por ley, su encomienda, para no decir mandato.