Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Poco a poco se conocen detalles de las campañas.
Sobre todo de un hecho suficientemente robusto para cambiar las tendencias, las percepciones y al final el avasallante resultado del 1 de julio a favor de ya saben quién.
Comencemos esta historia hacia mediados de 2017.
Un grupo de gobernadores de distinto signo, en especial de Acción Nacional (PAN) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD), se reunieron con José Antonio Meade para impulsarlo.
El, prudente, pidió esperar la decisión de su jefe y amigo Enrique Peña.
Este, a influjo de muy cercanos como Luis Videgaray, cedió a la propuesta de reformar los estatutos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) para abrir la candidatura a un no militante.
Mientras tanto, en otro frente, Ricardo Anaya luchaba contra sirios y troyanos, panistas y perredistas, para imponer su postulación con el consecuente desagrado de muchos.
Así se incrementó el respaldo azul-amarillo hacia Meade.
‘Hablen con Roque’… y adiós alianza
La historia lleva al 30 de marzo.
Ese día, en una reunión en Tecamachalco, coincidieron varios de los actores de la vida pública y se analizó la situación de precampañas, intercampañas, campañas y demás.
Muchos aprovecharon la presencia de José Antonio Meade para intentar corregir el rumbo de una campaña cuya tendencia no permitía cuestionamientos estadísticos.
Por ejemplo, se acercó el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, y con palabras matizadas, le dio el mensaje:
-Dime con quién me coordino.
Lo mismo hicieron otros.
En ese momento ya traía el respaldo del perredista michoacano Silvano Aureoles y los panistas Carlos Mendoza Davis (Baja California Sur), José Rosas Aispuro (Durngo), Francisco García Cabeza de Vaca (Tamaulipas), Carlos Joaquín (Quintana Roo) y otros.
En cruzada nacional, quisieron convencer de sumarse a Arturo Núñez, quien habría expresado su simpatía pero presentó un argumento:
-Nosotros en el PRD tenemos nuestro propio candidato…
Ese día, 30 de marzo, también se acercaron evangélicos, cristianos y masones para armar un gran frente a fin de competir dignamente con Andrés Manuel López.
Leal, Meade les pidió:
-Hablen con Humberto Roque -subsecretario encargado de asuntos religiosos.
Tal vez hubo más factores, pero ahí se perdió la oportunidad de la gran alianza político-electoral antipejista de 2018.
Rosalinda, el SAT y fraude asimilado
1.- Nuestro diario dio a conocer ayer la investigación abierta por el equipo de Andrés Manuel López contra evasores a través de asimilados, ingresos personales no declarados.
Casi siete mil millones de pesos, según el listado.
Pues bien, en el equipo de campaña hay una persona muy cercana al candidato triunfante y a ella correspondería tomar la determinación final en la parte fiscal.
Es Rosalinda López Hernández, hermana del futuro gobernador tabasqueño, Adán Augusto López, y esposa del inminente mandatario de Chiapas, Rutilio Escandón.
El entorno de López Obrador ya ve a la contadora pública con exitoso despacho en Villahermosa en la presidencia del Sistema de Administración Tributaria (SAT).
Y 2.- a propósito, el ex oficial mayor del Gobierno del Distrito Federal (GDF) Octavio Romero Oropeza se ha llenado de documentos, estudios y expedientes de la reforma energética.
Su gente lo ve en Petróleos Mexicanos (Pemex).