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Abanico
Patrones de duda: virreyes y coordinadores
Los gobernadores comenzaron a asemejarse a mandatarios completamente independientes de sus partidos, el poder federal y de toda regla de comportamiento ético desde el momento en que parte del financiamiento de su gasto debió conseguirse mediante recursos ilegítimos o una porción de su codicia debió proveerse del latrocinio, incluida la asignación directa de contratos de obra pública a socios, familiares y/o cómplices.
Nada de esto aparece en la crítica de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) al cuestionar la decisión de Andrés Manuel López Obrador de designar coordinadores estatales responsables del ejercicio y vigilancia del gasto.
Aunque ese sindicato patronal, fundado en 1929, respalda el criterio de mejorar la transparencia en el uso de los recursos púbicos, discrepa de que el nombramiento de coordinadores estatales sea la medida apropiada. El matiz patronal es que se dañaría la autonomía de los gobiernos estatales, la misma que es incontrolada actualmente y es una de las precondiciones del latrocinio y corrupción registrados en la mayoría de los estados
El razonamiento acerca del debilitamiento del poder estatal a partir de diciembre es trasladado de manera igualmente esquemática al terreno de la seguridad.
Si se crean coordinaciones estatales, sostiene Coparmex, disminuiría también la probabilidad de ejercer un mando unificado de las fuerzas del orden, de la seguridad, por parte del gobernador constitucional.
La ausencia de crítica acerca de la corrupción de los gobernadores como el traslado del argumento en contra de contrapesos al gobernador de cada entidad dañando el tema de seguridad omite las realidades empíricamente verificables.
La primera es que los gobernadores se han comportado como virreyes desde el año 2000 cediendo y concediendo a segmentos de empresarios obra pública e intercambiando beneficios opacos fuera del alcance de la mirada pública.
Es decir, los virreyes ya existen. Son los representantes de su interés personal y de grupo. Son los gobernadores y han contribuido a prohijarlos ciertos segmentos de negocio y comportamientos cuestionables de un segmento de la iniciativa privada, la cual, por otra parte, y en general, debe merecer todo el respeto y apoyo cuando se comporta de acuerdo a la ley.
La segunda es que en ninguna entidad está claro que la posibilidad de ejercer una noción de mando único haya sido desplegada plenamente o que habiéndolo sido haya generado resultados contundentes al respecto de la mejoría de la seguridad.
Es decir, los virreyes no han tenido obstáculo para aplicar el esquema de mando único y, o no lo han utilizado o no han sabido coordinar su poder con el federal para demostrar su liderazgo en y resultado en materia de seguridad.
La representación patronal podría, si está en disposición de actualizar su diagnóstico sobre la corrupción y la inseguridad, compartir su estudio por cada entidad y ayudarnos a todos a identificar las razones por las cuales, en cada caso, es mejor la situación que ha comenzado a cambiar de aquella que se propone desde Morena para efectos de llegar a un estándar aceptable de honestidad, transparencia y de seguridad.
@guerrerochipres