Poder y dinero
Maestra, puesta en escena magistral
Quiero creer que pensó en su regreso cada día que estuvo encarcelada, que rumió las palabras que iba a decir, que estudió cada uno de los gestos que iba a tener, porque la “conferencia” de la Maestra fue una puesta en escena magistral.
Que comenzó con su apariencia, con la magia de vencer el tiempo, sobre todo el tiempo transcurrido en encierro. Bofetada para todos quienes esperaron verla vencida. Y que siguió con un discurso inserto en sus mejores tiempos de oradora.
Fue, en todo sentido, la magnificación de un regreso político. La inserción, una vez más, de la señora Gordillo en la política nacional. Insisto, lo hizo con excelencia. Colocando trampas a cada renglón.
Y el primero en caer en ellas fue el primer mandatario que, en una ocasión histórica, los dos gabinetes, los dos mandatarios reunidos en Palacio Nacional, respondió. Perdiendo la preciosa oportunidad de quedarse callado. Al hacerlo, como debe haberlo esperado la señora Gordillo, no consiguió sino darle más fuerza a las acusaciones de persecución política.
Quiero suponer que, a estas alturas, una vez que el juez dictaminó que no había elementos para presuponer que la Maestra había cometido algún delito, millones de mexicanos tienen la percepción de que las acusaciones en su contra tuvieron un origen político. Es decir, Elba Esther se convirtió ya en la presa política de este sexenio.
¿Lo midieron en su momento? ¿Luis Videgaray, que estuvo siempre detrás de su detención, alcanzó a imaginar qué sucedería al dejarla en libertad? ¿Qué costos habrá, todavía, que pagar el primer mandatario por su encarcelamiento?
¿Estuvieron autoridades de la PGR y jueces bajo las órdenes presidenciales? ¿Por qué si había elementos para mantenerla en prisión cinco años no los hubo después? ¿Es que no pudieron, por omisión, por incapacidad, encontrarle algún ilícito o, simplemente, no los hubo desde el inicio?
Todo indica que tenemos una Procuraduría sin capacidad para investigar y sin ningún talento para integrar un expediente, permanentemente reprobada por los jueces.
Que grave resulta, en todos los ámbitos de la vida pública, que una persona pueda estar más de cinco años en prisión esperando que un juez tenga tiempo para certificar y declarar su inocencia. Encarcelada sin elementos probatorios en su contra. Una atrocidad que no debería pasar.
Y ésta va a ser la lectura que acompañe el regreso de Elba Esther Gordillo.
¿Qué ganó el gobierno al encarcelarla? ¿La Reforma Educativa, que ya se anunció que será derogada el próximo sexenio, valía la pena para llevar a cuestas esta historia?
“Hoy esta guerrera está en paz”, declaró la señora Gordillo mientras lo que se escuchaba en el salón del Hotel Presidente Chapultepec eran, precisamente, tambores de guerra. Hoy, pensaron muchos, lo que comienza es la venganza de una mujer lastimada, herida, a la que no pudieron vencer.
Una venganza que se comerá fría, helada si es necesario, pero que no parece tener límite…
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