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MORELIA, Mich., 15 de septiembre de 2018.- Fue reina de belleza y ahora es reina de los escenarios donde se para. Es la animadora venezolana con más proyección del momento, y aunque le pertenece a Univisión, está prestada a Televisa, donde llegó haciendo caída y mesa limpia.
Su nombre: Chiquinquirá Delgado, aunque en el mercado internacional suena mejor Chiqui. Cuando camina por los pasillos de la televisora de San Ángel ocurre lo mismo que pasaba con Bárbara Mori en 2003, cuando aterrizó en ese canal para protagonizar la telenovela Rubí: todos voltean a mirarla.
Mujeres y hombres se detienen, aunque sea de reojo, para contemplar ese espectáculo de mujer que a la primera impresión impacta por sus rasgos exóticos y medidas perfectas.
En su país natal fue presentadora de muchos programas de variedades y, en una oportunidad, de Miss Venezuela. Incursionó con éxito en las telenovelas, siendo protagonista y villana. De hecho, hasta Perú fue a dar, integrando el elenco de un dramático que la internacionalizó en Suramérica.
Ha sido modelo en videoclips de Luis Miguel y Alejandro Fernández y sus primeros pasos en la televisión de Estados Unidos ocurrieron en Sábado Gigante y Despierta América, siendo luego una de las anclas del programa.
Desde 2010 ha cautivado a la audiencia con su participación en Nuestra Belleza Latina, los Latin Grammy, Premios Lo Nuestro y ¡Mira Quién Baila!, reality que la trajo a México para convertirla en la nueva estrella de Televisa. Simpática, chistosa y con una belleza que se queda corta en pantalla, Chiqui recibió a Quadratín en su camerino para platicar sobre los cambios que experimenta en esta nueva etapa de su carrera.
-¿Cómo describes el ritmo de trabajo en Televisa, tomando en cuenta que venías de un ritmo mucho más relajado en Univisión?
-Pues te confieso que sí me desgasta un poco el tema de los viajes semanales a Miami. Para mí era mucho más fácil cuando el programa se grababa en Estados Unidos porque agarraba mi carro, llegaba al estudio y no me tenía que separar de mi hija chiquita, porque la grande (Marielena Dávila) ya vive en Los Ángeles. Separarme de Carlota, aunque sea por dos o tres días, siempre me cuesta. Ella está en la escuela y tengo que crear una logística para que la lleven a sus clases, que la busquen y orienten en sus tareas, porque realmente está pequeña.
-¿Sí hay diferencias en la forma de hacer televisión en Estados Unidos con respecto a la de México?
-Es el mismo formato y se parece mucho. Tengo que decir que la calidad de la gente, en general, no solamente aquí en los estudios, es algo que me ha impresionado mucho. Los mexicanos son personas muy nobles; reciben al extranjero de una manera increíble, y me han hecho sentir como en casa. Eso se tiene que agradecer.
-¿Cómo te la llevas con los tacos?
-Tú sabes que yo no como carne, entonces lo máximo a lo que llego son las quesadillas (risas). Pero bueno, vivo con un mexicano (el periodista Jorge Ramos) y los tacos se comen en casa todos los días, eso sí, mezcladas con arepas, yo digo que nuestras comidas son tacorepas.
-¿Te imaginaste alguna vez estar al frente de un programa de baile?
-Pues no. La verdad es que yo veía siempre este show que es muy conocido en España y me encantaba el formato porque es alegre, tiene mucha energía, y uno ve a sus artistas favoritos en una faceta distinta. Nunca me imaginé que la vida tendría tanto sentido del humor y me pondría en este lugar. -¿Aprendiste a bailar algo? -Sí, le he dicho a Joaquín Cortés que me enseñe algo. ¡No, mentira! La verdad es que uno tiene que conocer sus límites y el baile no es lo mío. Me encanta, me gusta bailar en las bodas, en las fiestas, me gusta tomar clases de baile, pero no. Así como hacerlo a nivel profesional, no…
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