Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Tan bien que iban
1.- Todos los días nos sorprenden con alguna ocurrencia.
Cuando parecía que las agitadas aguas de las redes sociales provocadas por el efecto negativo de la anticlimática boda del año amainaban, y comenzaban a acomodarse las piezas de la consulta prometida para definir la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, Javier Jiménez Espriu alborotó el avispero.
Tan bien que iban, dirían los clásicos de Macuspana.
Como todo mundo sabe, el recorrido del virtual secretario de Comunicaciones –todavía no lo es- en una zona cercana a la construcción del aeropuerto de Texcoco se viralizó, como dicen los influencers, con el berrinche que armó cuando le negaron el paso en un predio privado.
Dicen que la forma es fondo y la actitud del futuro funcionario le dio un raspón a lo que el presidente electo ha cuidado como plus de su movimiento, que su gobierno no va a ser autoritario.
Y las benditas redes sociales, citando al clásico, se dieron vuelo.
Los expertos en puntos del vista aseguran que eso obligó al presidente electo a dar un mensaje para tranquilizar las aguas y empeñar su palabra de que las inversiones están aseguradas, sobre todo las que se están haciendo en Texcoco. El mensaje fue bien recibido.
Sin el sombrero texano de la víspera, Jiménez Espriú anunció que independientemente del resultado de la consulta para confirmar el NAIM en Texcoco o construir dos pistas en Santa Lucía, el gobierno federal destinará una partida presupuestal para mejorar las instalaciones del actual Aeropuerto Benito Juárez –el personaje del sexenio, faltaba más- y le alcanzará algo al de Toluca.
Ya no se sabe, o es que tienen un súper equipo de creativos o un equipo donde llueven no ideas sino ocurrencias.
2.- Escenarios posibles y probables.
Especialistas del mercado financiero consideran que las señales que ayer envió a los inversionistas del nuevo Aeropuerto, reflejan prudencia.
Saben que la consulta es una promesa de campaña y que se aplicará.
Pero también esperan sensatez. A partir del 1 de diciembre lo que tendrá peso serán las decisiones de gobierno. Todo bien hasta ahí.
Si es Texcoco seguirá las obras, pero si es Santa Lucía, de dónde saldrá el dinero de las garantías. Es pregunta.
3.- A dos semanas de la consulta ¿…y?
Tanto la Fundación Rosenblueth como las empresas que se encargarán del levantamiento de la encuesta: ¿Texcoco o Santa Lucía?, deberán cumplir con estándares que alienten la confianza de la población y que no dejen lugar al sospechosismo.
Este ejercicio es nuevo y aunque tiene las características de una elección, no se trata de inventar el resultado sino de demostrarlo.
Serán cuatro días de consulta, del jueves 25 al domingo 28 de octubre; será una encuesta que consumirá 40 horas efectivas. Y la muestra se levantará en 570 municipios, es decir una cuarta parte del país.
Mover a cien mil o 500 mil personas para ese propósito no es una tarea sencilla, anque sean voluntarios.
El INE ofreció asesoría. Y no estaría de más que la aceptaran para lograr mejores niveles de certeza y confianza.
Como se realizará un mes antes de la toma de posesión del nuevo gobierno federal, la duda es si es o no es vinculante.
Son muchas las preguntas y pocas las respuestas. ¿Quién pagará el ejercicio? ¿Lo absorberá la próxima administración entrante?
Se espera que la Fundación Rosenblueth transparente la información con la que alimentará sus computadoras para corroborar los resultados.
¿Y para cuando los resultados? Tampoco lo sabemos.
4.- Las dos caras del poder.
Aunque a los funcionarios del próximo gobierno se les notan las ansias de ser lo que todavía no son, el contraste lo dan la mayoría del equipo del presidente Enrique Peña Nieto que parece que ya bajó la cortina y no se les ve por ningún lado.
¿Desaparecieron o ya se fueron de vacaciones?
5.- Los drones Fifí.
El nuevo gobierno de Tabasco está obligado a revisar la compra de pánico de la administración que ya se va y que consistió en la adquisición de un dron “Penguin C UAS” de 12 millones de pesos pensado para vigilar la frontera sur.
Gustavo Rosario Torres, secretario de Gobierno, dijo que no se trata de uno sino tres drones y que ese tipo de aeronaves no tripuladas solamente se les vende a los gobiernos, “es un aparato que no puede comprar un cristiano cualquiera, pues no se trata de empanadas ni garnachas”, dijo en su razonamiento técnico.
Lo que no confirmó fue si cuentan con permiso de la Secretaría de Comunicaciones para operarlos o van a esperar a que Jiménez Espriú se los de.
Ya se verá la utilidad de estos drones de ala fija aunque en redes sociales ya se propuso utilizarlos para hacer tomas del Tren Maya, cuando esté terminado.