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CIUDAD DE MÉXICO, 21 de octubre de 2018.- A la diestra de la imagen de Tonantzin Guadalupe, a espaldas de Juan Diego Cuauhtlatoatzin, sobre 18 escalones de mármol, las 20 falanges en fuga de Benjamín Paredes Aponte percuten precisos los cinco teclados con 60 piezas y 32 pedales, que activan las 10 mil 222 flautas del Órgano Monumental de la Basílica de la Virgen de Guadalupe.
Aquí, Benjamín se convirtió en el primer alumno en ejercer un examen de grado universitario, en un sitio atípico para la academia. Así, con la opción de Notas al Programa, obtuvo el título de licenciado Músico-instrumentista en órgano por la Facultad de Música (FM) de la UNAM, que sustentó de manera escrita con una tesis de 135 páginas, en la que aborda y explica el marco teórico de su recital, compuesto por seis piezas de autores de los siglos XVII al XX.
De acuerdo a un comunicado de la máxima casa de estudios, fue la primera prueba de su tipo en la historia dentro del recinto mariano, justo el día que se conmemora el sincretismo cultural hispánico y mesoamericano (12 de octubre), y aniversario del segundo recinto de culto religioso más visitado en el mundo.
“Cualquier otro instrumento podríamos encontrarlo en una escuela, en una sala de conciertos, pero el órgano, desde que la Iglesia católica lo asumió como instrumento para acompañar las celebraciones litúrgicas, está presente en casi todos sus recintos”, explicó.
Después de siete años de formación (tres de propedéutico y cuatro de licenciatura), el joven universitario ansiaba esa noche. Sus invitados ocuparon una mínima parte de los asientos de madera; frente al altar en donde se ofician las 19 misas diarias, se ubicaron sus sinodales: Gustavo Delgado, Rafael Cárdenas y Ofelia Gómez, presidenta del jurado, quien previó:
“Una de las posibilidades laborales para un organista profesional en México es serlo en alguna iglesia, y ésta es una por demás destacada en el mundo”.
El inusual examen fue posible porque Benjamín trabajara en este lugar desde noviembre de 2012. “Toco dos días acompaño la misa de cabildo; también he tocado el órgano tres o cuatro veces en la misa del 12 de diciembre, y durante la visita del Papa Francisco, en enero de 2016”.
El alumno universitario es el sexto organista en la historia de este instrumento, que en tamaño sólo es rebasado por el del Auditorio Nacional.
Las notas del peculiar examen a los pies de la Guadalupana
El examen inició con las notas del Preludio en Fa sostenido menor BuxWV 146, de Dietrich Buxtehude (1637-1707), uno de los principales compositores del periodo barroco. Paredes Aponte se aprestó de espaldas a los escuchas, su cabeza giraba precisa en la lectura pautada, con ayuda de su cambiador de páginas; la vibración de las flautas creció, con sonidos contundentes y notas robustas, algunas en la línea de la estridencia.
Los tonos graves oníricos, fértiles de imaginación, en reminiscencia al séptimo arte, atribulados de incógnita, merodearon entre la presencia tácita de las imágenes inanimadas.
“Mi maestro de Órgano y asesor de tesis, Rodrigo Treviño Uribe, me acompañó para revisar las piezas, y justo un día después de haber hecho el preexamen, mi maestro falleció; de alguna manera es como un homenaje por todo lo que hizo y significo para mí”.
Ya en el epílogo vino la deliberación protocolaria para otorgarle mención honorífica. Autoridades del recinto justificaron la realización del examen en el templo mariano: “la Basílica es un centro cultural” y “la música eleva el alma”. Finalmente, como en cada examen, después de las felicitaciones todos salen, en esta ocasión rumbo a la Calzada de los Misterios.