Vinculan a proceso y trasladan a Cevarepsi a acusado de ataque en Metro
CIUDAD DE MÉXICO, 23 de enero de 2019.- Lo primero que encuentra un proceso de transición es la multitudinaria existencia de víctimas, por lo que Ángela Buitrago, del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de Colombia conminó a tener un punto de partida excepcional y claro: “la víctima como centro”.
Dentro de una realidad que cobija a México y a Colombia, el conflicto y la violencia, advirtió que en muchos casos esto también lleva a una simulación: “se parte desde el centro de la víctima como elemento esencial, pero se le invisibiliza, se le calla y se le ha tratado de conformar con circunstancias que en el fondo desmienten el sentido”.
Como ponente magistral del tema Estándares Internacionales de Justicia, invitada por la organización Artículo 19, dijo que en la justicia transicional se requiere un diálogo sistemático e integral con la sociedad.
No se debe confundir la justicia transicional con la general, es decir, no es que esta última aborde toda la criminalidad, pues alude a las formas en que países que dejan atrás periodos de conflicto y represión para enfrentarse a violaciones de derechos humanos masivas o sistemáticas, de tal magnitud y gravedad que el sistema judicial convencional no puede darles una respuesta adecuada.
Según el Centro Internacional para la Justicia Transicional este tipo de justicia emana de la rendición de cuentas y de la reparación para las víctimas.
Al abundar en este proceso, subrayó que se debe determinar los crímenes del pasado o del presente, pues la transición en países se constituyen como una forma de sanción a comportamientos del pasado.
Indiscutiblemente siempre se mira hacia atrás, sin embargo acotó que lo más preocupante de Colombia y México es que la desaparición, el desplazamiento forzado, las violaciones a los derechos humanos son delitos del presente.
Por ello, cuestionó “¿a qué le jugamos con ese proceso de transición? A los delitos del pasado o vamos a incluir los del presente”.
Desde ese punto de vista, indicó que si la justicia transicional busca juzgar los crímenes del pasado, no se puede llevar a cabo sin conocer cuáles son sus causas.
Este elemento lleva a otro requisito fundamental que tiene el derecho transicional, el de definir si se desea un derecho de transición posguerra: “Colombia reconoció que estamos en un conflicto armado y México no ha reconocido el conflicto armado”.
Sostuvo que ambos países son idénticos en paramilitarismo, narcotráfico, grupos armados organizados, guerrilla en una época clara de la historia y grupos estatales que atacan de manera indiscriminada y cooptan la concepción de cómo acabar a los que se consideran enemigos.
“El modelo transicional no garantiza la paz per se, el Estado debe efectivamente participar de actividades políticas y administración de recursos, sacar a las sociedades de esa violencia y de esa generación de criminalidad porque no tiene oportunidades”, expresó en su ponencia magistral Estándares Internacionales de Justicia.
La exfiscal colombiana dijo que la justicia transicional no debe volverse “un saco en donde todo se deposita” y es necesario mantener la justicia penal para seguir evitando impunidad en hechos normales y generar pautas de socialización de los valores.