Corrupción: un país de cínicos
Si la guerra por el agua va a ser la más terrible de las guerras, en la capital del país ya se está dando. Y la protagonizan empresas privadas, con permisos oficiales del sistema central y las alcaldías. No me refiero a las muchas colonias -como las de la alcaldía Iztapalapa-, que normalmente padecen falta de agua, sus habitantes ya están a la defensiva y se han generado disturbios que calman las ofertas de pipas para solucionar temporalmente el problema. Me refiero a extraños negocios que como coincidencia tienen su origen en las cuestionadas constructoras que tanto alentó Miguel Angel Mancera.
El asunto es que en algunos casos interviene el Sistema de Agua de la Ciudad de México (Sacmex) junto con las autoridades de la alcaldía del caso y empresas privadas contratadas. Estas tienen relación con los negocios que surgieron de las constructoras y que por lo general son enormes edificios, de oficinas y otras instalaciones avasalladoras, que precisan de mucho líquido. Las empresas privadas llegan, hacen hoyancos en las calles aparentemente para cumplir un servicio de rutina -se ignora que esos trabajadores son privados porque algunos visten uniformes oficiales-, colocan entradas de agua que solo ellos saben su diámetro y despojan a edificios o casas vecinas que tienen su sistema de entrada funcionando. Suelen poner a éstos una entrada menor para favorecer el cauce de los que los contratan. Esto empieza a generar sospechas y problemas en una comunidad no informada y tarde o temprano se descubre el atraco.
NO INFORMARON A LA COMUNIDAD Y PARA REMEDIAR QUIEREN QUE PAGUE
Un ejemplo ocurrió en la última semana de febrero en la calle Holbein y esquina con Revolución donde están instalados el condominio Holbein 10 Bis y enseguida, en la esquina, Revolución 756, un enorme edificio construido por la empresa Eymsa S. A. de C.V que provocó grandes contratiempos a los habitantes del mencionado condominio, 50 familias, alrededor de 200 personas. En este caso Sacmex y la alcaldía Benito Juárez trabajaron con la empresa Virgo titular del edificio de la esquina. La comunidad condominial empezó a sufrir problemas de agua y tuvieron que echar mano de pipas y al buscar la causa en Sacmex, éstos reconocieron que habían puesto una entrada menor y habían quitado una que según ellos, no estaba dentro de la norma. Es una entrada que tiene ¡39 años! y no se habían dado cuenta. De dos y media pulgadas, la redujeron a una pulgada ¡con agua para 200 personas! Al ser cuestionados y reconocer el hecho, los de Sacmex dijeron que podían ampliar el cauce, pero que había que pagar ¡34 mil pesos! O sea, ellos trabajaron para favorecer a empresas privadas y quienes tienen que pagar el entuerto que cometieron son los habitantes de la comunidad condominial, a los que jamás informaron ni tomaron en cuenta. Al parecer este sistema lo están aplicando los mismos actores en varias zonas de la ciudad en la que sorpresivamente condominios, edificios de renta o viviendas particulares, empiezan a ver disminución en sus entradas de agua.
NO SOMOS SERES DE AGUA, PERO NECESITAMOS EL AGUA PARA VIVIR
Que bello libro escribió la poeta Silvia Eugenia Castillero en el que menciona a Los seres de agua, uno de ellos las sirenas, que necesariamente tienen que vivir en el cristalino liquido. Nosotros somos seres de tierra, pero el agua es fundamental para nuestras vidas, privatizarla, distraerla, someterla a fraudes y chantajes como los que hemos mencionado, es un atentado a la vida, contra el desenvolvimiento normal de una estructura comunitaria; es una ofensa vital, pues. Zooliloquios, Historia no natural (Conaculta, hacia un país de lectores 2003), se nutre de todos los seres que viven en los elementos, el agua, la tierra, el fuego y el viento. Ficción de una naturaleza que no existe que permite colocar a los ángeles junto con los saltamontes y los cocuyos, en el elemento fuego y a nosotros, seres de la tierra, junto con los sapos, el ave fénix y las medusas. Silvia Eugenia Castillero nació en 1963, su vida ha sido poesía y otros de sus libros que podemos mencionar son Entre dos silencios, Como si despacio la noche y Nudos de luz. Para los seres del viento se asoma a los centauros -¿habrá pensado en Pancho Villa?-, el minotauro y el leviatán. Y en tantos seres que viven entre nosotros, aunque no los veamos ni los conozcamos, pero que están en la mente de los poetas. De las sirenas, seres del agua:
Busco mis sombras en las columnas del templo
y encuentro un harapo
Voy río abajo para escuchar mi voz
y no hay cauce ni agua
Despoblaron mi cuerpo
no le quedan muros,
ni puentes,
tendido bajo la luna
en un alambre de púas
Debo soñar que está en un saco de semillas
y que retoña