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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de marzo de 2019.- El cierre de fronteras, la construcción de muros y los obstáculos policiales a la circulación de personas migrantes no detendrán su intención por alcanzar el destino pretendido, advirtió la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).
Por ello, recomendó a gobiernos y sociedad realizar esfuerzos significativos para evitar el surgimiento de fenómenos xenófobos y preconceptos contra otras culturas y poblaciones de origen distinto.
Llamó a evitar el racismo, la xenofobia y las nuevas formas de exclusión y discriminación que son causas y consecuencias del discurso de odio que creíamos desaparecido en otros siglos, y que están cobrando vigencia en la actualidad con un discurso que degrada, intimida y promueve prejuicios e incita a la violencia contra personas y comunidades por motivos de raza, diversidad cultural, condiciones sociales y económicas o diferencias religiosas.
Se deben impulsar políticas públicas que no criminalicen la migración y permitan proteger, respetar y defender la dignidad de las personas que cruzan las fronteras de nuestras respectivas naciones, con independencia de que lo hagan de manera documentada o no.
Así lo manifestó el Quinto Visitador General de este Organismo Nacional, Edgar Corzo Sosa, al encabezar la Presentación del libro Murales, no Muros, conformado por fotografías de expresiones culturales plasmadas en murales con las cuales no se pretende manifestar una denuncia social, sino mostrar culturalmente una parte de la realidad en la que viven las personas en contexto de migración.
La obra, elaborada y editada por la CNDH, señaló, es una invitación para que quien lo consulte entienda la vida de las personas migrantes, amplíe su sensibilidad sobre la migración, y se vuelva empático con la causa. Los murales elaborados a lo largo de varios años en sitios públicos de nuestro país, también visibilizan la migración como consecuencia del drama humano, de carencias, de violencia, de pobreza, de separación y violencia familiar, destacan al mismo tiempo, la dignidad, la igualdad, y la no discriminación, derechos que deben estar siempre presentes, porque antes de ser migrantes son personas.
Destacó que el libro, de 160 páginas, es resultado de un proyecto en el que la CNDH convocó durante varios años a artistas, organizaciones de la sociedad civil y otras instituciones para realizar los murales de gran tamaño con temas migratorios; se trata de ocho obras que se elaboraron con la finalidad de que las personas migrantes dejaran un testimonio visual de su viaje e identidad, para que su causa sea conocida y reconocida, al seguir ese camino en busca de una mejor vida.
Indicó que, para la realización de los murales, personal de la Comisión Nacional trabajó no sólo con personas migrantes que se encontraban de paso, sino también con miembros de las comunidades, sacerdotes, albergues y casas del migrante. Señaló que seis de los murales reflejan la movilidad humana en tránsito y dos más, abordan la migración como punto de destino.
En la presentación, que se llevó a cabo en la Casa Refugio Citlaltépetl, de la Ciudad de México, comentaron la obra, Silvia Giorguli Saucedo, Presidenta de El Colegio de México; Christopher Gascon, Representante de la Organización Internacional para las Migraciones en México; Emmanuel Audelo, Director de Habitajes; Nélida Cecilia Herrera Ardila, persona en situación de refugio, y Julio García Murillo, Curador Académico del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).
Silvia Giorguli Saucedo consideró la publicación del libro como parte de la “línea de terquedad eficiente” de la CNDH para mostrar un rostro más humano de las migraciones, porque refleja lugares, actores, migrantes en general, mujeres, niños, pero también distintas razones de migración.
Cristopher Gascon, destacó que el título del libro Murales, no Muros, da idea al lector de lo mucho que encontrará en sus 160 páginas, dejándolo con el entendimiento de que, entre murales y muros, o el deseo de su ausencia, vemos la fragmentación entre un estado de ser y otro de no ser. Un mundo luminoso en que viven los migrantes y un inframundo de oscuridad al cual se enfrentan; el migrante se encuentra en un virtual abandono entre un mundo deseado que es un sueño y, por otra parte, una cruda y fría realidad que pretende impedir el progreso y que por el simple hecho de quitarle sus derechos como ser humano lo hace prisionero de un planeta donde todos al final nacemos, vivimos, sobrevivimos y estamos sujetos al mismo destino eterno.
Emanuel Audelo narró cómo nació la escuela activa de Habitajes, que utiliza los espacios públicos, para la creación de murales y como la CNDH y otras instituciones aportaron su experiencia y recursos para tal efecto. En San Luis Potosí, Chiapas, Tijuana y Ciudad de México se convocó a la comunidad a pensar, soñar con una vida sin fronteras, a crear mensajes poderosos, visibilizar el tránsito de los migrantes, y no solamente ayudar en el cobijo, alimentos, consuelo, sino dejar huella gráfica de la vivencia de la persona migrante.
Nélida Cecilia Herrera Ardila, refugiada de Colombia, víctima del largo conflicto armado, recordó cuando fue invitada a la realización del mural en la Casa de Acogida y Formación para Mujeres y Familias Migrantes (CAFEMIN), y como se sintió acogida por los estudiantes y artistas. Con los murales recuerda cosas lindas de su país, y le enorgullece haber dejado plasmadas sus experiencias en las paredes de México.
Julio García Murillo, comentó que esta obra permite recordar la obra de grandes artistas mexicanos como David Alfaro Siqueiros y Diego Rivera, el muralismo mexicano y su reconocimiento de su doble estructura, su función pedagogía pública y crítica, que podemos disfrutar en infinidad de edificios públicos. En general plantea una agenda de visibilización de la problemática de la migración. Una tipología de la denuncia que se acompaña de frases como “Si en el cielo no hay fronteras… que en la tierra nadie nos detenga”.