Lilia E. Cárdenas Treviño, líder social y promotora cultural
SAN LUIS POTOSÍ, SLP., 18 de marzo de 2019.- María de la Luz Hernández Araujo, mejor conocida por sus familiares y amigos como Lucy, nació en noviembre de 1995 con mielomeningocele, una malformación congénita del sistema nervioso central que afectó su cadera y su capacidad motora, lo que no le impidió comenzar a trabajar.
En un inició, a Lucy no le gustaba involucrarse personas ajenas a su círculo familiar y por ello su inicio en la escuela fue difícil. “Cuando entré al kínder lloraba mucho porque no quería salir de casa”.
A su paso por la primaria comenzó a adaptarse y disfrutar de la compañía de sus compañeros y maestros, “aunque había veces en las que sí me sentía como: no quiero estar aquí”.
Lucy se sentía diferente a los demás y creía que no podía convivir en la sociedad, tanto que después de graduarse de la preparatoria no salía de su casa.
Sin embargo, logró sobreponerse para salir adelante con el apoyo de su familia. “Yo misma me decía que no tenía por qué sentirme menos e igual, mi familia siempre me hizo saber que yo no era diferente, que era igual a los demás; eso me ayudó mucho”.
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