Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Cambiar del gobierno presidencial a uno parlamentario. Una advertencia.
Existe el riesgo de que al cambiar de un gobierno presidencial a uno parlamentario se pueda exacerbar la problemática de ingobernabilidad e inestabilidad si no se tienen partidos disciplinados y una legislación adecuada para determinar prerrogativas entre una y otra forma de régimen. También se contemplan las desventajas del régimen parlamentario en términos de que, al depender el gobierno y el gabinete del parlamento, los legisladores pueden actuar como agentes libres que, indisciplinados, pueden cambiar a conveniencia política su apoyo y no consolidar un cuerpo gobernante funcional, esto es el talón de Aquiles de los sistemas parlamentarios. Por lo tanto, cambiar de un sistema presidencial a uno parlamentario sin lograr disciplinar al sistema de partidos y hacer funcionar al sistema electoral para faltes fines, lejos de lograr consolidar y estabilizar la democracia exacerbaría el conflicto y la ingobernabilidad.
Aunque Los argumentos de Linz en favor del sistema parlamentario para perpetuar la estabilidad de la democracia son sólidos e históricamente convincentes, subestimó las virtudes del presidencialismo limitado y diseñado constitucional e institucionalmente dentro de las amplias categorías presidencialistas para ser funcional e incluso deseable contemplando la coyuntura del sistema de partidos que se tenga en cada país. Así en México, podemos concluir en que no es viable el cambio de un sistema presidencial a uno parlamentario por la indisciplina de todo el sistema de partidos. La oposición es irresponsable ante la derrota electoral, la corrupción sistemática en el sistema electoral y de partidos debilita las posibilidades de disciplina interna. Por tanto, se deben aprovechar las virtudes y posibilidades del sistema presidencial mexicano, limitando sus facultades legislativas, disciplinando al sistema de partidos, tanto al partido en el gobierno como a la oposición, generando una cultura de participación democrática en la construcción de las políticas públicas en todos los niveles de gobierno, transparencia en la acción gubernamental y parlamentaria, entre muchas otras carencias, a fin de dar estabilidad, legitimidad y funcionalidad a nuestra forma de democracia. En El Príncipe, Maquiavelo plantea un cambio de régimen político y la administración del presidente de la República, deberá precisar el horizonte al que conduce al país con el gobierno unificado de que dispone en el congreso mexicano, en cada rama del poder público.
*Politólogo, periodista, académico.
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