De norte a sur
A quienes estudian
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
No solo es la educación teórica lo que cambia un país. Resulta indispensable cumplir las reglas que impone la sociedad en su conjunto, además de vigilar y sancionar que se cumplan las leyes.
La investigación debería ser una toma de consciencia para nuestro país en donde impera la corrupción y la impunidad.
Es una vergüenza que los pseudo maestros del sindicato tomen las vías de comunicación. Del tren, de las carreteras que causan pérdidas millonarias a las empresas. Interrumpan la cámara de Diputados y se la pasen en marchas sin que los sancionen.
Doña Rosa Chávez Cárdenas pregunta si vivir de llamar la atención y burlar la ley es lo que quieren que aprendan las nuevas generaciones.
“Mientras el presidente no ponga orden en la educación, que no presuma que combate la corrupción, porque no le creo”.
La decadencia política penetra en la declinación económica, biológica y psicológica.
Tiene toda la razón.
Estamos rodeados, nos dice la científica, de hombres que no saben gobernar, hombres de negocios ocupados en su provecho personal, lejos de preocuparse por salvar a nuestro país y burocracias que agota todos los recursos.
Asevera la doctora, poeta, escritora que no solo es la educación teórica lo que cambia un país.
Resulta indispensable cumplir las reglas que impone la sociedad en su conjunto, además de vigilar y sancionar que se cumplan las leyes.
Y añade doña Rosa que los estudios universitarios aquí, no garantizan el éxito laboral.
El título universitario se ha convertido en señal de estatus como anteriormente los títulos nobiliarios. En un privilegio legal concedido desde la antigüedad, que distingue a los miembros de la nobleza.
Como las universidades particulares que se han convertido en uno de los mejores negocios.
Los padres invierten cantidades considerables de dinero en los estudios de sus hijos con el objetivo de verlos exitosos.
Los que no tiene recursos, no están excluidos, obtienen becas en su país y hasta en el extranjero.
No es el título en las mejores universidades, ni un alto coeficiente intelectual lo que garantiza el éxito profesional y económico. Somos testigos.
Doña Rosa Chávez Cárdenas nos habla del tema, con sabiduría y sobre todo conocimiento. Nos dice, y tiene razón como siempre esta erudita escritora, poeta, doctora, que muchos negocios exitosos son producto de personas emprendedoras que escasamente tienen los estudios básicos.
La inteligencia emocional es la base para el desarrollo de comportamientos eficaces, los cuales influyen de manera positiva en los resultados.
Las carencias, el deseo de superación, la seguridad y confianza en sí mismo y correr el riesgo son actitudes que poseen las personas exitosas, ejemplos abundan: Jack Ma el propietario de Ali Baba, Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg el genio de Faceebook, Jeff Bezos, Warren Buffett y Carlos Slim.
Los hombres de negocios saben que se pierde y se gana. Aprenden de los errores, y saben que la perseverancia es un factor básico en cuanto a lograr las metas.
En el mes de marzo, nos enteramos del resultado de una investigación en las universidades más prestigiosas de estados Unidos.
La mayor estafa: padres de familia sobornaron para el ingreso de sus hijos, a unas 50 personas entre los que se incluyen maestros y entrenadores que falsificaron exámenes de ingreso.
No imaginamos que la corrupción pudiera llegar a estos niveles, pero pagaron unos 25 millones de dólares en sobornos.
El escándalo se hizo mayúsculo al descubrirse que la actriz Felicity Huffman, ganadora de un Oscar, actriz de “mujeres desesperadas” se declaró culpable de participar en la estafa.
La actriz admitió haber pagado 15 mil dólares a una organización benéfica falsa para blanquear el soborno.
Pero aceptó ante un tribunal sentirse avergonzada y ofreció disculpas a los estudiantes que se esfuerzan para ingresar a la universidad y a los padres que hacen enormes sacrificios para apoyar a sus hijos.
Además de Huffman, otra actriz, Lori Loughlin, también está entre los más de 30 padres millonarios acusados de participar en sobornos para el ingreso a universidades prestigiosas como Yale, Georgetown y la Universidad del Sur de California.
Datos escalofriantes.