Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Para entender (más o menos) a Trump (2/3)
Por: Carlos Ramírez
10.- La reforma liberal que busca rehacer el gobierno de Trump comenzó en 1955 con el incidente con Rosa Parks (se sentó en zona de blancos en un autobús y fue agredida), iniciando el movimiento por los derechos civiles que culminó con la ley de derechos civiles de 1964 que terminó con la segregación de los negros. En 1965 el presidente Johnson aprobó quince leyes de su proyecto de Gran Sociedad, aprovechando la mayoría demócrata en las dos cámaras y el clima liberal dejado por los nuevos derechos civiles: derecho al voto, asistencia a educación pública y religiosa, presupuesto nacional para las artes, leyes contra la contaminación ambiental, Medicare (ayudas a mayores de 65 años) y Medicaid (salud para familias pobres). La Corte Suprema colaboró con la oleada de derechos liberales: píldora anticonceptiva, fin de rezos en escuelas públicas, acción afirmativa (trato preferencial a minorías para evitar discriminación) y aborto, culminando el ciclo en 1973 con el caso Roe vs. Wade para legalizar el aborto por violación. Todos estos avances de la revolución liberal de Johnson quieren ser revocados por la contrarrevolución tradicionalista de Trump.
11.- La contrarrevolución tradicionalista de Trump apunta a desmantelar ese Estado social liberal. Hasta la nominación de Trump, la derecha estaba dominada por el espacio conservadurismo-neoconservadurismo básicamente intelectuales y se basaba en derechos morales y en la defensa del american way of life en el exterior por el avance del comunismo y sus aliados: coreanos, vietnamitas, cubanos y musulmanes radicales. El gobierno conservador de Nixon (1969-1974, por su renuncia en escándalo Watergate) apostó al endurecimiento imperial en América pero a la geopolítica liberal en Europa con el acercamiento a Moscú y a China; el gobierno conservador de Reagan (1981-1989) jugó por el conservadurismo interno económico fiscal, el acoso contra comunistas latinoamericanos y la competencia militar con Moscú para reventar al imperio soviético; el gobierno conservador de un periodo de George Bush Sr. (1989-1993) capitalizó la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión Soviética pero abrió el frente del medio oriente con los radicalismos árabes capitaneados por el iraquí Sadam Hussein; y el gobierno conservador George Bush Jr. (2001-2009) se despreocupó por Rusia, se centró en combatir a Hussein y el terrorismo árabe radical y consolidó la reforma fiscal y desreguladora. En este sentido, el conservadurismo en la Casa Blanca (veinticinco años con cuatro presidentes, con alternancias demócratas de Carter, Clinton y Obama) destinó más tiempo a defender el sistema capitalista en el exterior que a fortalecer valores conservadores locales del pasado.
12.- El ascenso de Trump a la candidatura y a la presidencia provocó un realineamiento conservador en dos grandes grupos: los conservadores-neoconservadores de los sesenta y los tradicionalistas (nueva derecha, derecha alternativa, kukuxklanes, supremacistas, wasp) que fundaron la nación y que reclaman –entre otros aspectos– la forma en que los valores originales de raza color de piel y religión se han ido perdiendo por la migración sobre todo hispana que podría ser la primera minoría después del año 2050. Los estadunidenses de condado salieron a votar para completar los votos de los conservadores-neoconservadores. Los ciudadanos de condado, de acuerdo con la investigación de Katherine Cramer –The politics of resentment–, salieron a votar contra la burocracia que vive de los impuestos de los ciudadanos que trabajan y se han convertido en un poder autónomo de la sociedad, lo que animó la vertiente anti Estado, anti política, anti sistema y anti burocracia estatal de Trump.
13.- En este escenario se debe localizar la punta de lanza del proyecto Trump: como empresario que fue avasallado por el Estado, ahora desde el poder tiene el objetivo de revelar la existencia de un Estado profundo y su correlativo Estado administrativo que controla al Estado y sus decisiones inclusive al margen y por encima del Congreso. La meta de Trump y su operador conservador Steve Bannon es la “deconstrucción” –concepto sociológico– del Estado paralelo (la burocracia como poder autónomo) dominado por una democracia más liberal que conservadora. El establishment liberal agrupa intereses precisos: militares, industriales del armamentismo, prensa, grupos financieros, seguridad y espionaje, energético, intelectuales del poder y burocracia.
14.- Los valores de la derecha tradicionalista se fortalecieron con Trump: aislacionismo, mejor manejo del presupuesto público, fin a subsidios a prácticas liberales, Estado-nación, anti globalización y burocracia sometida a los funcionarios.
15.- Ciento cincuenta años después del discurso de igualdad de Lincoln y alrededor de medio siglo después de la revolución liberal de Johnson, la derecha tradicionalista retoma la fuerza que alcanzó hasta 1950 pero que fue aplastada por el riesgo comunista en Corea en 1951 y luego en Vietnam como amenazas al american way of life. Por eso Trump ha fijado tres ejes de su oferta tradicionalista: a) rescate del dominio de la raza blanca, anglosajona y protestante, b) regreso al aislacionismo y c) deconstrucción del Estado liberal y de su burocracia.