Escenario político
Scott Mainwaring concilia su postura con la de Juan Linz en tres de los cuatro puntos destacados por Linz como crítica al presidencialismo. Coindice con el problema de la legitimidad dual como problema típico de los sistemas presidenciales, sin embargo puntualiza en que también el sistema parlamentario sufre de este conflicto, aunque en menor intensidad por ser la única institución democráticamente legítima en el nivel nacional del sistema político, entre las cámaras alta y baja, cada una reclamando para sí el ejercicio legítimo del poder.
Tratando de enmendar esta desventaja del sistema presidencial, se propone que la clave es definir los poderes y métodos de elección de los poderes de gobierno de forma que mitigue el conflicto entre poderes.
Mainwaring también coincide con Linz en que la rigidez del presidencialismo, a través de los periodos fijos del mandato, lo dota de serias desventajas como la posibilidad de retirar del cargo a presidentes impopulares o ineptos sin que el sistema se quiebre, y en muchos países es constitucionalmente imposible la reelección presidencial, como en el caso mexicano.
La imposibilidad de la reelección inmediata es atractiva para la ambición de políticos interesados en ocupar la silla presidencial porque quita de la escena a contrincantes peligrosos.
A pesar del riesgo potencial que encierra la reelección, puede ser permitida cuando existan instituciones confiables y elecciones legítimas que no permitan la manipulación de los funcionarios electorales.
Así el argumento de la flexibilidad de reemplazar gabinetes en los sistemas parlamentarios tiene una doble función, por un lado se puede retirar el apoyo al mandatario y provocar cambios gubernamentales sin necesidad de quebrar el sistema político, así como propiciar mayor estabilidad a proceso de formación de políticas en la reconstrucción del gabinete, pues naturalmente serían apoyados por la asamblea parlamentaria, manteniéndose incluso por varios periodos.
En donde el autor realiza su discrepancia es en el argumento de Linz que define al presidencialismo con una tendencia de “ganador único” mayor que el parlamentarismo, sosteniendo que esa tendencia depende del sistema electoral y de partidos, es decir, las reglas del juego. Realiza una crítica al sistema parlamentario de tipo Westminster por no proporcionar control legislativo sobre el primer ministro, gracias a que los partidos disciplinados contando con mayoría parlamentaria apoyan iniciativas políticas y legislativas al margen de las propuestas, lo que incentiva una lógica de “ganador único”.
Esta desventaja del parlamentarismo es controlada en el sistema presidencial cuando se instituye un sistema de controles y equilibrios, pesos y contrapesos, diseñados institucionalmente para limitar que el ganador controle todas las acciones del sistema político.
Además el sistema presidencial permite construir gabinetes de diversos partidos, asignando puestos con la finalidad de atraer apoyo o recompensarlo.
Esto divide la lógica del ganador único. A siete meses de gestión, la administración AMLO enfrenta la dificultad del ganador único, dada la híper centralizada administración pública federal y sus efectos adversos desde la lógica de una política gubernamental que no aplica el programa ofrecido en la gobernanza electoral y que lo aleja del concepto de Sartori para que el presidencialismo mexicano sea una forma de gobierno al servicio de los ciudadanos.
*Politólogo, periodista, académico. Director Editorial: www.escenariopolitico.mx FACEBOOK/LINKEDIN: Daniel Adame Osorio.Instagram: danieladameosorio.TW: @Danieldao1