Escenario político
El etiquetado de alimentos como ataque político.
El etiquetado de alimentos ha sido una fuente permanente de ingresos ilegales, aquí y en muchos países. Pero ahora se está utilizando en México como un ataque político en el que la mala es la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, sin que, contradictoriamente se haya aprobado nada en este régimen. Si el tema está a discusión y hay una campaña en este momento, no se puede iniciar con señalamientos si estos no están probados. No nos ha bastado a los mexicanos que la inserción extraña de transnacionales haya transformado nuestras formas de alimentación, que aunque sencillas, fueron saludables; ahora hay quienes, agarrados de conceptos que están funcionando en otros países de diferente enfoque alimentario, pretenden que funcionen aquí. Son países en los que predominan los trigos, los quesos envejecidos, las pastas, los embutidos, a diferencia de un país como el nuestro en el que la base alimentaria es el maíz. El encuentro con los enlatados extranjeros, los alimentos en plástico de origen, los embutidos importados y otros, si bien no prevalecen en la alimentación de las grandes mayorías, en algo han cambiado la dieta diaria. Si como se dice en esa campaña, hay zonas problemáticas de salud en el sector indígena o en sectores marginales, ¿a qué se debe, a que toman muchas bebidas azucaradas o a que tienen que alimentarse de sucedáneos, de leches enteras, de quesos no desgrasados, de aceites baratos con alto contenido de grasa o de mantecas porcinas que vienen en las carnes frías? Miles y miles de trabajadores comen en las calles las famosas tortas de tamal –cereal con cereal y grasa–, tacos callejeros y sus líquidos son refrescos azucarados ¿Cómo puede una ley de etiquetado tocar esos alimentos que en buena parte son motivo de la obesidad mexicana y solucionar a fondo el problema? En esa ley solo entrarían los refrescos azucarados, pero el problema de fondo en México es la pobreza que no da a esas mayorías opción actual de una buena alimentación.
El método europeo y el sudamericano se quieren implantar en México
En un artículo publicado en Sinembargo por un experto conocido, el doctor Alejandro Calvillo, presidente del organismo El Poder del Consumidor, en el propio título y en el contenido el autor ya enfoca un agravio a legisladores de Morena –pese a que participan en la misma comisión, el PRI , el PAN , el PES, el PT, el MC y el PRD–, cuyos nombres no se señalan en el escrito, pero si el partido. El artículo se llama Ejército de mercenarios en el Legislativo. Se refiere claro, a los representantes y gestores de las grandes empresas que están cabildeando en la Comisión de Salud para impedir que haya un cambio en la norma 151 que contempla, apoyada por otras normas, la situación del etiquetado en México. Pero de entrada el título es tendencioso. La norma que se pretende reformar, adolece en este momento, no solo de claridad sino del estricto señalamiento en los niveles de salud, de azúcares, grasas, sodio y otros ingredientes. En el artículo se advierte que son los legisladores de Morena los que se han aliado con los que el autor llama mercenarios, para impedir un cambio en la norma y favorecer a las empresas de la comida chatarra y seguir engordado a la población mexicana. El señor Calvillo enfrenta directamente a la 4T al nombrarla también, sin que hasta la fecha se haya tomado una decisión respecto al etiquetado. Cualquier persona, esté a favor o no de ese proyecto oficial, puede discernir las intenciones del ataque del señor Calvillo, experto que ha trabajado en varios organismos internacionales y ahora está promoviendo las propuestas europeas y sudamericanas.
La dieta de Woody Allen para evitar la diabetes
La dieta es un cuento breve del director de cine, músico y ahora director de óperas Woody Allen. Menos conocido por su faceta de escritor, Allen ha sido prolífico en sus cuentos y relatos y en su recopilación Perfiles publicada por primera vez en 1975 (Tusquets Editores 1980, varias ediciones), recupera 16 trabajos, algunos de ellos -como el que nos ocupa- publicados en el New Yorker. La dieta aborda, con el enfoque humorístico del cineasta, la decisión de un hombre estrambótico como buena parte de sus personajes, su deseo de adelgazar y enfrentar con salud, las principales enfermedades que produce la obesidad y la mala alimentación sobre todo la chatarra. “He reducido en gran medida –dice el personaje llamado F. al proseguir su dieta–, el riesgo de diabetes o de un ataque al corazón”. El problema son las trampas que le ponen sus propios compañeros de trabajo, al seducirlo con pasteles y bebidas calóricas, lo que lo empuja, en un impulso, a romper la dieta. Lo singular es que su padre que conoce su debilidad, le advierte, al saber que ha roto su dieta: “te condeno a muerte”. Así están miles de mexicanos con dietas calóricas y dulces, condenados a morir si sus dietas no son advertidas y vigiladas desde una perspectiva correcta. Nadie está en contra, solo se trata de ser coherentes en las campañas.