Descomplicado
La vieja historia del chinga quedito demostraba que la maldad sigilosa lleva más peligro que la alharaca externa expresada sobre la marcha. Lo propios códigos penales lo demuestran cuando tipifican los más duros delitos a partir del sigilo de las agravantes frente a los resultados repentinos. Los llamados golpes suaves o blandos, que no son una novedad porque la lucha interna en los entornos y en los países es cotidiana para hacerse del poder, ha sido parte de la humanidad y ejemplos hay miles. Los sociólogos, politólogos y teóricos diversos van creando nuevas definiciones y frases y nombres modernos, pero la esencia viene de atrás. Es un concepto que según ellos se opone a la violencia y las matanzas que se dan en los alzamientos y revoluciones, pero el resultado no es el mismo en el propósito, aunque la violencia si lo sea. Esa violencia se expresa una vez aplicados los golpes suaves, en la miseria y empobrecimiento de las grandes mayorías, en la reducción de derechos, en el acaparamiento de las voluntades y en el terror que se impone en el devenir cotidiano. Ahora se menciona el ejemplo de golpes suaves en lo que está ocurriendo en América del Sur para deponer gobiernos legítimamente electos, a través del mecanismo torcido de la ley y del uso de los propios cuerpos en los que se forma o divide un estado. La deposición de Dilma Roussef presidenta legitima de Brasil que llevó finalmente a la instalación de un gobierno de derecha como el de Bolsonaro es el ejemplo más claro. Lo mismo se pretende con el gobierno de Venezuela, puesto contra la pared por un llamado golpe suave de un derechista como Guaidó. Los resultados conseguidos y las intentonas siempre vienen de la derecha. Es el fascismo que asoma con nuevos -aunque vetustos en otro sentido-, rostros para buscar legitimar torcidamente el asalto al poder.
En México los golpes suaves se han dado a través de fraudes e injusticia
La pregonada suavidad o blandura de los golpes es pura entelequia en sus expresiones. Tanto el PRI como el PAN, dieron un golpe al robarse dos presidencias y utilizaron la norma como parapeto. Desde antes, en golpes internos en el mismo sistema, lo que hacían los priístas en la llamada fase institucionalizada ya ausentes de la Revolución, era matar campesinos o urdirle un desaguisado a un gobernador para tumbarlo en actos en los que invocaban la ley, no precisamente delicados. No hay diferencia en algunas cosas, con lo que estamos viendo ahora en México, en el último año desde que se informó del triunfo de este gobierno. Las diatribas son cotidianas; no cesan, se usa la norma en denuncias, quejas, amparos para obstaculizar ; los medios electrónicos lanzan epítetos que nadie controla y se apegan a una concepción también torcida de la libertad de expresión. La aparición evidente de intelectuales que han vivido del sistema y que proveen con sus ideas y recursos la maquinación interna que se da en el país para recuperar el poder, es otro añadido. Es una persecución permanente, que al menos en las palabras, las noticias falsas, las imprecaciones fuera de tono y los actos soterrados para desprestigiar, no tienen nada de suave. El sistema que acaparó al país durante décadas, no era tan suavecito como se dijo antes : robaba presidencias, poderes locales y robaba también la riqueza con todo descaro. La ley ha sido un chueco mecanismo de apoderamiento y el llamado estado de derecho ha servido en muchas expresiones como el formalismo para controlar ese poder. Lo que se hace en este momento, no es, pues, nada nuevo aunque ahora se enfila contra un gobierno diferente y toma caracteres más feos, evidentes y peligrosos.
Desde 1983 el periodista Fiódor Serguéev denunció los golpes suaves
El pasado 26 de enero en una crónica que originalmente iba a llamarse Golpes blandos en Venezuela para llegar a un golpe legislativo y que publiqué con el título: Rusia y China con Maduro frente a un México presionado y un Trump dispuesto a todo, menciono el libro La CIA sin máscara del periodista soviético Fiódor Serguéev, en el que denuncia toda la estrategia gringa de los golpes suaves o blandos. En una entrevista con La Jornada, el documentalista Carlos Mendoza director del Canal 6 de julio, menciona a otro autor Gene Sharp y desde luego desnuda a los organismos de la ultraderecha que están involucrados en esa estrategia y dan línea en los países en los que han sido electos gobiernos progresistas en un proceso democrático, para golpearlos. Entre estos instigadores están la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Instituto Catos y en el país , los Chalecos México, algunos asesorados presuntamente por Enrique Krauze y Mario Vargas Llosa. Mendoza ya da por un hecho en su documental En nombre de la libertad, la 4T y ultraderecha, el golpe iniciado en México con esas características y lo cataloga en las fases una y dos. Es un importante alerta para el otro sector, el progresista y de izquierda para que se prepare y de la lucha ante esa embestida. Serguéev tuvo acceso a documentos secretos de la CIA en donde se delinea todo el sistema que usa Estados Unidos para desestabilizar países que no están con él, como es el caso de Venezuela, la búsqueda de un títere -en el caso de México sería uno como Calderón – y el castigo a los títeres que ya no le sirven. Se refiere al uso de las masas opositoras -fifís-, al papel de los medios al servicio del imperio – de todos conocidos-, la aplicación de un plan general en varias etapas, el momento decisivo que se aproxima para la agresión y el objetivo principal, que en el caso de México sería la recuperación del poder (La CIA sin máscara, editorial Progreso 1983).