Abanico
Los surcos de la 4 t y la inestabilidad del país
Se acerca el informe presidencial. En verdad han sido nueve meses de esta administración que muchos mexicanos consideran como los más largos en la historia reciente del país. Pese a la sonrisa de cada “mañanera” con la que Andrés Manuel López Obrador repite una y otra vez que “todo va muy bien”, el deterioro nacional, sobre todo en las materias económicas y en la del empleo, parece imparable.
El estado de ánimo de los mexicanos, incluso de los que votaron por la mal llamada “Cuarta Transformación”, ha pasado rápidamente de la esperanza al malestar y a la incertidumbre. Nunca antes la sociedad había experimentado como hoy la angustia, la confusión y el miedo que se siente ante un gobierno impredecible, arbitrario y necio que no sólo abusa del poder, sino que no ha sabido cómo ir tapando con eficacia los grandes surcos que ha venido abriendo, pero sobre todo, como resolver los graves problemas nacionales que a diario se presentan como son los de la salud, la educación y, sobre todo, los que tienen que ver con la seguridad pública.
El “yo tengo otros datos” para ocultar o negar la realidad del país, se confronta cada vez y entra constantemente en contradicción con los indicadores nacionales e internacionales de los organismos financieros más acreditados, cuya advertencia es que el país está a punto de precipitarse a la recesión.
La llamada “austeridad republicana” no es más que un despojo a la nación. Es una forma de asaltar todos los días a millones de mexicanos que se quedan sin empleo, salud, educación y calidad de vida. El subejercicio presupuestal es inaudito y muchas empresas privadas que venden sus productos al gobierno están al punto de la quiebra por falta de pago. La respuesta gubernamental es que dichas empresas se acostumbraron a “la corrupción” al entregar sobornos a ex funcionarios.
Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, ha sostenido que ve a un presidente muy activo, sin descanso, pero un gabinete muy frágil que poco lo ayuda. Es decir, un gabinete ineficaz. El zacatecano pretendió sugerir que era el momento de hacer algunos cambios en el equipo presidencial ante la ineptitud e inexperiencia de muchos de los funcionarios, pero López Obrador es muy necio y no acepta otras opiniones. Y para muestra un botón:
Carlos Manuel Urzúa Macías, ex secretario de Hacienda y Crédito Público ha venido a revelar que su renuncia al cargo fue por los desacuerdos que tuvo con Andrés Manuel López Obrador no sólo con el manejo de las finanzas públicas, la protección al empresario Alfonso Romo, sino también con el establecimiento de metas en el Plan Nacional de Desarrollo. Esto sostiene el ex funcionario y hoy académico:
“…muy cerca del 30 de abril, fecha límite para enviar a la Cámara de Diputados el Plan Nacional de Desarrollo propuesto, el Presidente informó a quien esto escribe que ese documento sería reemplazado por otro de su propia creación. Me atreví entonces a comentarle que a mi parecer su trabajo no era un plan, sino más bien un manifiesto político y que como tal podría constituir un largo prefacio del otro. Pero no fue aceptada mi propuesta; un secretario de Estado no es, después de todo, más que un secretario. Y así, al regresar a mi oficina en el propio Palacio Nacional comencé a calcular las cajas que iba a requerir para desocuparla”.
Sostiene el senador Ricardo Monreal que el gobierno federal debe mejorar su relación con los medios, los analistas, los inversionistas y empresarios. La sugerencia no puede ser más que positiva, sin embargo, eso parece impensable cuando lo que impera en el gobierno, es una actitud de odio y rencor y no una visión de Estado.
Por otra parte, la organización no gubernamental Artículo 19 hizo un llamado urgente al presidente Andrés Manuel López Obrador a realizar, en el ámbito de su competencia, todas las acciones necesarias para salvaguardar la integridad física y emocional de los periodistas mexicanos amenazados y le recordó que es su obligación abstenerse de generar narrativas “que coloquen en riesgo a los periodistas a través de cualquier vía. Asimismo, de su deber de actuar de forma urgente para contrarrestar la grave tendencia de asesinatos a periodistas, pues en lo que va de su mandato se han perpetrado 10 asesinatos con probable vínculo con su actividad periodística, 9 de ellos ocurridos en lo que va de este año.
Le pidió que instruya a la Secretaría de Gobernación (Segob) para que refuerce las capacidades y funcionamiento del Mecanismo Federal de Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas en materia de prevención y protección de los comunicadores. Además, se deben reforzar los procesos de colaboración con los gobiernos estatales para el combate a la impunidad.
Apenas el fin de semana, fueron asesinados los periodistas Edgar Alberto Nava López, en Zihuatanejo, Guerrero, y Jorge Celestino Ruíz Vázquez, en Actopan, Veracruz.
Los dos periodistas fueron asesinados con arma de fuego por sujetos desconocidos. Nava López era director del medio digital La Verdad Zihuatanejo y se presume que sus atacantes son integrantes de la delincuencia organizada. Mientras que en el caso de Ruíz Vázquez, reportero de El Gráfico de Xalapa, al menos una persona no identificada ingresó a su domicilio para privarlo de la vida. Dos asesinatos de periodistas en un mismo día y tres en la misma semana representan un atentado para la libertad expresión, además de confirmar la impunidad y la grave crisis en materia de seguridad para las y los comunicadores en México, sin una respuesta institucional que garantice la no repetición de estos actos.
De acuerdo con la Organización Periodistas Desplazados de México ubicó a Guerrero como la entidad “más mortífera” para el ejercicio periodístico durante la actual administración federal.
Indicó a que los comunicadores asesinados del primero de diciembre de 2018 al 2 de agosto pasado, colocan a Guerrero como la entidad más peligrosa para ejercer el periodismo, pues dos de un total de 13 periodistas han sido asesinados desde que comenzó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. El dueño del portal de noticias Guerrero al Instante Rogelio Barragán, fue encontrado muerto en un auto abandonado en Zacatepec, Morelos; el viernes pasado asesinaron a balazos en la playa Principal de Zihuatanejo, a Edgar Alberto Nava, quien era reportero de El Despertar de la Costa y El Diario de Zihuatanejo, y desde hacía nueve meses era funcionario del Ayuntamiento en ese municipio.
La organización indica que en los estados de Tabasco y Sonora siguen a Guerrero en cuanto a cifras de periodistas asesinados con dos cada uno; además de Baja California Sur, Morelos, Estado de México, Oaxaca, Tamaulipas, Sinaloa, Quintana Roo, Veracruz y Nayarit con uno en cada entidad.
La Asociación de Periodistas Desplazados México realizó un llamado de emergencia ante el incremento en las agresiones contra los comunicadores, y exhortó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador a reflexionar sobre la terrible postura de descalificar a periodistas y a defensores de derechos humanos.
La Asociación añade que en siete meses se ha superado la cifra de asesinatos ocurridos en 2018, del total de 47 periodistas que fueron asesinados durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, mientras que en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa con 51 periodistas asesinados. Durante el gobierno de Vicente Fox Quezada fueron 26.