Marcará educación diferencia profunda en cambio de México: SEP
CIUDAD DE MÉXICO, 17 de agosto de 2019.- — ¿Cómo podemos llamarle? ¿Don José Ángel? ¿Señor Nápoles? ¿Mantequilla? ¿Cómo le gusta que se dirijan a usted?
La contundente respuesta del ex boxeador que falleció este viernes a los 79 años de edad, que no es igual de veloz como antaño lo fueron sus centellantes golpes arriba del ring, pone nocaut a la formalidad; la envía a la lona sin intervención del conteo del réferi.
— ¡Mantequilla!, ¡Mantequilla!, hombre; así me siento mejor, así me gusta —dice risueño, recostado todavía sobre la cama de la pequeña alcoba del modesto departamento capitalino en que se halla alojado de forma provisional.
Presentes en la charla, los periodistas Rafael Huidobro y Antonio Caballero, autor de la mayoría de las gráficas publicadas en la revista Gentesur/La revista de México, bajo mi dirección, las cuales se complementaron con el archivo de la familia Nápoles Palencia.
—Él mismo asegura que es en forma temporal, pero mi papá sabe muy bien que se puede quedar con nosotros el tiempo que lo desee —puntualizaba Ana, una de las hijas procreadas con la entonces jovencísima Ana María Palencia, con la que tuvo cinco descendientes: Rosalía, Caridad, Ana María, Pedro y José Ángel.
Con los brazos flexionados, que sostenían su cabeza por detrás del cuello, no se resistía en asentir que lo que expresaba su hija, a ella le venía desde el fondo del corazón. Con su ya muy leve acento cubano, argumentaba:
—Sí, me han dicho que quieren que me esté con ellos y yo estoy contento, pero vamos a ver…
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