
Libros de ayer y hoy
El hartazgo, las manifestaciones violentas y gobiernos ineficientes
Más allá de si siete policías preventivos capitalinos estuvieron involucrados en la acusación por el delito de violación en agravio de una joven de 17 años de edad en Azcapotzalco, las manifestaciones violentas son un reflejo del hartazgo en que se encuentran miles de mujeres en la capital del país, ante unas autoridades que se han mantenido indiferentes y poco solidarias ante un fenómeno de acoso sexual callejero cada vez más creciente y ante niveles delincuenciales y de violencia inaceptables.
Estoy de acuerdo como muchos en que las formas de violencia mostrada en las manifestaciones de mujeres repudiando irónicamente la violencia de que son objeto no son la forma de hacer valer sus derechos, pero tampoco estoy de acuerdo con la respuesta de Claudia Sheinbaum y sus colaboradores de no hacer nada bajo el argumento de que no van a caer “en provocaciones”. Esa ausencia de autoridad es lo que le ha dado al traste al país, en muchas cosas.
Las denuncias de acoso hacia las mujeres en redes sociales, sin que éstas necesariamente tengan que hacerse ante el Ministerio Público, deben de ser atendidas e investigadas a fondo, sin miramientos, no pueden quedarse en un mero testimonio. Ser autoridad implica atender todos los aspectos inherentes al cargo público que se acepta ejercer y atender las demandas que plantean los gobernados. Pero en el caso de la Ciudad de México, los alcaldes y la jefa de gobierno no lo entienden y siguen la misma ruta de sus antecesores perredistas y panistas.
Las denuncias de acoso a mujeres en microbuses, camiones de pasajeros, vagones del Metro y Metrobuses son cuestiones de todos los días y en los últimos dos años han crecido las denuncias de violaciones y asesinatos en contra de mujeres estudiantes en planteles de educación media superior y superior. Los maestros deben contribuir a orientar a estas adolescentes y jovencitas para que se cuiden más, mientras los padres de familia trabajan. Pero las autoridades deben hacer un esfuerzo adicional para que las policías asignadas a la vigilancia de dichos planteles sean honorables y verdaderamente protejan a la población estudiantil y combatan a las lacras que les venden drogas o los asaltan, y no los protejan a cambio de sobornos.
Como sociedad definitivamente no nos podemos quedar callados, cuando diariamente vemos en televisión, que grupos delincuenciales que operan en la zona oriente de la ciudad, en los límites entre el estado de México y el Distrito Federal, incendian vehículos colectivos y se suben con pistolas y cuchillos y asaltan a todos los pasajeros. Los delincuentes demandan a los choferes de las combis el pago del “derecho de piso”. Y en tanto las autoridades municipales como las estatales no han podido frenar el fenómeno delincuencial y hasta ahora se ha tenido que echar mano de la Guardia Nacional. Pero el problema es más grave de lo que parece. A la autoridad le falta no sólo capacidad para afrontar los problemas delincuenciales cada día más crecientes, sino contar con las suficientes herramientas que ofrece la tecnología y la llamada “inteligencia policial” que le permitan mantener el control de la situación.
Hace años, un procurador de Justicia me dijo que una ciudad es como un jardín de una casa, al cual constantemente hay que podarlo, hay que fumigarlo con alguna frecuencia, ponerle sulfato y vitaminas a las plantas, abono al pasto y estar cuidando que no crezcan las malas yerbas. De esa manera, el jardín se mantendrá sano. De otra forma, se perderá. Y creo que lamentablemente, ante la ausencia de autoridad en la ciudad, vamos por esa ruta.
Si las autoridades capitalinas con la “doctora” Claudia Sheinbaum al frente, saben quiénes fueron las encapuchadas que causaron destrozos en los edificios públicos y en monumentos nacionales como el Ángel de la Independencia, sería recomendable mandar una señal clara a los capitalinos, con su detención y consignación penal, exigiendo la reparación de los daños para que puedan obtener su libertad. Demostrar que fueron actos de provocación como esgrime la jefa de Gobierno y hacer efectivas las supuestas carpetas de investigación iniciadas por la procuradora Ernestina Godoy, sería un acto de buen gobierno, pero…como están las cosas…ahora ya se arrepintió y ante grupos feministas ya hasta ofreció disculpas. No es posible tanta estupidez.
Los que es un hecho es que los tres niveles de gobierno están obligados a redoblar esfuerzos para no sólo contener la ola de violencia criminal que afecta todo el país, sino también frenar esta violencia de género y se ponga un alto a las cotidianas agresiones en contra de las mujeres, sobre todo en los espacios públicos y en los aspectos laborales en donde se desempeñan.
Un ya basta, no es suficiente. Como sociedad debemos cambiar, si tomamos en cuenta que el 52 por ciento de los mexicanos son mujeres. Y por ello, ellas son un referente. Las manifestaciones públicas para exigir que se respeten derechos son una herramienta eficaz en una sociedad democrática y la autoridad está obligada a escuchar y atender las peticiones. Pero no se justifica de ningún modo que exigir justicia haciendo destrozos, y tampoco como autoridad debe de permitirlo. La señal que se envió a los ciudadanos de permitir los destrozos, es pésima.
Dice Claudia Sheinbaum Pardo, se reunió con por lo menos 40 feministas para escuchar sus solicitudes para erradicar la violencia de género y las acciones que se tomarán en colaboración, después de la manifestación del viernes pasado, que termino en actos vandálicos. En la reunión a puerta cerrada, Sheinbaum reconoció que la Ciudad de México es un lugar en donde ha existido y existe la violencia hacia niñas y mujeres y aclaró que si alguna declaración, vertida desde la autoridad, contribuyó a generar distancia entre gobierno y mujeres que luchan contra la violencia de género, “no ha sido la intención”.
Además, les dijo que no hay carpetas de investigación abiertas en contra de mujeres por las manifestaciones del pasado lunes (cuando lanzaron diamantina al titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Jesús Orta) ni de este viernes (que hicieron pintas al Ángel de la Independencia).
No se trata de criticar por criticar. Se trata de exigir al gobierno de la ciudad que cumpla eficazmente con su trabajo. En fin. Cada cual con su nahual.