Libros de ayer y hoy
No te arrepientas
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Sin opulencia. Sencillo. Afable el señor de Palacio Nacional, en una hora y cuarenta minutos, habló al pueblo.
Nos platicó lo que en nueve meses se ha hecho, pero no se ha dicho.
Para que se entienda. Nos enteró de lo que ocultan.
Es, por parte nuestra, la opinión sobre su tercer charla oficial.
Bien por el informe y a quienes respetamos.
Y también por el chiste:
En una parroquia el párroco cada año solía entregar cruces de palmas en miniatura a los feligreses.
Las cruces eran muy especiales ya que él mismo las hacía a mano.
Un domingo, anunció que las entregaría.
La congregación en la iglesia reaccionó con mucha alegría.
«Pongan esta cruz en la habitación en donde discuten más con su pareja», aconsejó.
«Así cada que vean la cruz recordarán que los está observando».
Cuando los feligreses salían de la iglesia, una mujer se acercó al sacerdote, le estrechó la mano y le dijo en voz muy baja:
«Padre, puede darme cinco cruces».
Más sabe el diablo por viejo que por no me acuerdo.
Mejor nunca te arrepientas.
Recuerda que todo lo que sucede es porque el destino así lo quiso.
La vida es larga y llena de desafíos, la mayoría de los cuales son internos y dependen de como elijamos aceptarlos e interpretarlos.
La felicidad, la satisfacción y el progreso dependen de nosotros, pero fundamentalmente requieren de armonía.
La mayoría de nosotros creamos problemas cuando interferimos demasiado en los asuntos de otras personas.
Esto sucede porque de alguna manera estamos convencidos de que nuestra forma es la mejor.
Que nuestra lógica es perfecta y que aquellos que no actúen de acuerdo con nuestra forma de pensar deben ser criticados y orientados hacia la dirección correcta a la nuestra.
No existen dos seres humanos que piensen y actúen de la misma manera. Es simplemente algo imposible. La tolerancia es un principio básico de la convivencia.
Por lo general, cuando alguien nos ofende o nos lastima, en nuestro interior creamos un sentimiento de rencor hacia esa persona. Crea estrés, falta de sueño, úlceras estomacales y presión alta.
Si los insultos o las ofensas se recuerdan constantemente, lo único que logramos es alimentar el odio y el rencor.
Recuerda que la vida es demasiado corta para invertir nuestro tiempo al recordar cosas o personas que nos hirieron. Perdona, pero no olvides, para no incurrir en lo mismo. Decimos siempre.
Tu satisfacción no puede depender del reconocimiento de otros. El objetivo de tu trabajo y esfuerzo es la realización personal, si tú no estás orgulloso de tus propios logros, nadie lo estará.
La mejor opción es aprender y adaptarte. Si lo intentas, verás que lo que te parecía un ambiente tenso y poco amigable se convertirá en algo mucho más agradable, en armonía con tus objetivos.
Con paciencia y una actitud positiva, no hay nada que no puedas manejar. Reduce tus compromisos y responsabilidades, y comienza a invertir un poco más de tiempo en ti y las cosas que te hacen bien.
Nunca una mente desocupada. Mantenla ocupada en cosas positivas, cosas que valgan la pena. Adopta un pasatiempo o alguna actividad de tu interés.
Tus pasatiempos, actividades, o trabajo social no siempre te darán satisfacciones económicas, pero seguro te darán una satisfacción personal inmensa.
No pierdas el tiempo preguntándote si deberías hacer o no hacer algo.
Lamentablemente, nunca podrás planear las cosas en un ciento por ciento ya que no hay manera de anticipar todas las eventualidades futuras.
Aprecia tu tiempo y haz lo que se debe hacer en el momento indicado.
Equivocarse es parte de la naturaleza humana, pero lo importante es aprender de los errores, porque lamentarse del pasado no es una opción en el presente.
Por todo en lo que ustedes y nosotros coincidimos, te recomendamos:
NO TE ARREPIENTAS, y recuerda que todo lo que sucede es porque el destino así lo quiso. Estamos convencidos.