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CIUDAD DE MÉXICO, 9 de octubre, 2019.- A Diego Armando Grajeda de 15 años de edad curiosamente le dicen Pepe y él cómo cientos de seguidores fueron al emblemático Palacio de Bellas Artes para darle la bienvenida a México, y paradójicamente la despedida, a José José.
Las 10:29 horas de este miércoles quedará marcado en la historia de la música mexicana, puesto que los restos en cenizas del Príncipe de la Canción llegaron a un costado del Palacio de Bellas Artes por Eje Central.
Bajo el incesante sol de un día de otoño que dejó de ser cotidiano, el Centro Histórico tomó un operativo especial y unas postales distintas por la llegada del féretro con el cantante nacido en Azcapotzalco, en la Capital del país.
Un grupo de canadienses que caminaban por la Alameda Central fue atraído por la algarabía y apreciaron en las pantallas gigantes la despedida de un grande de la música en este país.
«Ahora es que lo conocemos, parece que lo querían mucho los mexicanos», expresó Benoit Levesque.
Al pie de una pantalla y después de cantar, Diego Armando, Pepe para todos sus conocidos, comentó que decidió no ir a la escuela, y su madre Martha Lorena Torres, no ir a trabajar: «Teníamos que estar aquí, lo queremos desde siempre».
Esta familia madrugó desde las 5 horas para viajar desde Ixtapaluca, uno de los 125 municipios del Estado de México, porque lo sienten como un compromiso con su ídolo y una cita a la que no podían faltar.
El adolescente explica que lo estremeció cuando tenía apenas 11 años de edad, ver un vídeo y escuchar la potente voz de José José al interpretar El Triste, desde ahí sus gustos musicales vieron salida en las melodías del Príncipe.
Vestido con un traje y de corbata imitando al cantante, cargó por horas una cartulina donde plasmó dibujos de José José inspirados en las canciones que por décadas, desde 1969, lo llevaron a la fama, rodeado de letras con nombres de las mismas.
Pepe sabe que ya no habrá más música nueva de José José, que ya lo pasado es pasado y nomás el recuerdo queda, todo su legado artístico.
Adentro de Bellas Artes el homenaje con invitados de honor comenzó minutos antes de las 11 horas, mientras afuera cientos de seguidores gritaban «¡Fuera Sara, fuera Sara!», coreando enseguida «¡Viva José, viva José!».
Hubo también quienes alzaron la voz, haciendo alusión a la posibilidad de que los restos de José José, ni siquiera hubieran llegado a territorio mexicano, dónde nació y se hizo artista el Príncipe de la Canción: «¡Sí se pudo, sí se pudo!»
Una de las que acompañan en su despedida al cantante es Diana Miranda Labastida, quien refiere que hasta su muerte, el artista sufrió mucho y «finalmente descansa en paz con tantas oraciones que hemos hecho».
A los 11 años ella recibió un disco de regalo con canciones que la comprometieron de por vida con José José, ahora, 50 años después vino desde la alcaldía Venustiano Carranza para honrar su memoria.
Cargando una portada de un disco LP de éxitos de José Rómulo Sosa Ortiz, unas palabras dedicadas en Náhuatl y un caracol que hacía sonar de vez en cuando, Diana Miranda despide a su Príncipe junto a cientos de fans, a unos pasos del acceso de celebridades como las cantantes Lucía Méndez y Dulce, que acudieron también a despedirlo en el homenaje pero en el que se hace dentro del recinto artístico.