Poder y dinero
Las transexuales que odian
En 2012, la británica Jackie Green llegó a las semifinales del concurso de belleza de Miss Inglaterra, en lo que representó un escándalo público y no fue por otra cosa, sino porque la participante era en realidad una persona transexual, que hasta los 16 años había sido un muchacho delgado y, considerado por muchos, como delicado.
La historia de Jacky está llena de momentos bizarros que aún prosiguen. Su caso despertó un gran debate internacional entre quienes consideraron su cambio de sexo como una salvaje castración cometida en contra de un menor de edad y los defensores del llamado lobby homosexual y transexual, que lo defiende como una demostración de libertad.
Susie Green, es un transexual británico que nació como persona del sexo masculino, que llevó alguna vez el nombre de Anthony George Steven Halliday. Su cambio no fue suficiente para él o ¿ella?, y decidió que su hijo adolescente, debía ser operado para quitarle los órganos genitales.
El adolescente hijo de Susie, como hombre había tenido varios intentos de suicidio, debido a que no encontraba su definición e identidad sexual.
Los defensores de la corriente transgénero señalaban que esa era la demostración abierta de que el muchacho debía ser sometido a una operación de sexo, mientras que grupos católicos sostenían que la confusión mental del adolescente era producto de la falta de identidad con su padre-madre, sobre quien no sabía identificar a que sexo pertenecía en realidad.
La trensexual Susie Green, dirigente de la organización Mermeids, de defensa de las personas con esa predilección, determinó que su hijo debía ser sometido a una operación como la que le aplicaron a ella.
La activista católica Caroline Farrow, presidenta de Campañas de la asociación civil Citizen Go en el Reino Unido, calificó la cirugía de reasignación de sexo realizada al menor edad, como un acto de «castración, mutilación y abuso infantil».
En documentos que relatan la historia del caso en todos los países en donde opera, entre ellos México, Citizen Go plantea que Farrow se ganó el odio de los grupos de presión transgénero desde marzo de este año, cuando tuvo que afrontar una investigación de parte de la policía inglesa por hacer ese tipo de acusaciones.
Caroline fue sentada en el banquillo de los acusados, acusada de varios delitos, entre otros el de violación a los derechos humanos y discriminación, pero después de meses, la policía inglesa decidió retirar los cargos.
Parecía que las cosas se tranquilizarían, cuando otro activista transexual, Stephanie Hayden, decidió atacarla y dirigió una campaña de acoso contra Caroline, a través de varias redes sociales.
Ella comenzó a recibir gran cantidad de declaraciones agresivas en muchas plataformas tecnológicas. En innumerables blogs se escribió sobre Caroline con amenazas violentas y sexuales. Y lo peor: también amenazaron a su familia y a sus hijos pequeños.
Muchos de los comentarios fueron abiertamente violentos, y la mayoría eran obscenos. Sin embargo, la campaña de venganza no terminó allí.
La familia de Caroline comenzó a ser objeto de acoso fuera de internet, como entregas en su casa de alimentos no solicitados, hasta ocho veces al día, de acuerdo a lo denunciado por Citizen Go. También empezó a recibir en internet confirmación de productos que nunca compró. Y por supuesto las empresas querían que Caroline pagara todo.
Después, su esposo fue denunciado anónimamente por «abuso» de sus cinco hijos. La policía y autoridades llegaron a la casa exigiendo entrevistar a los niños pequeños. Una pesadilla para cualquier padre. Afortunadamente, pronto se aclaró la situación, porque se trataba de una campaña de infundios, de acuerdo a Citizen Go.
Por si fuera poco, los activistas obtuvieron los números de teléfono y direcciones de correo electrónico de su familia. Esto ya hizo daño a la paz de esa familia, especialmente a los más hijos más pequeños.
Aterrorizada de que pudieran llevar a cabo sus amenazas, Caroline se enfrentó a sus matones en las redes sociales y les suplicó que la dejaran en paz.
Pero lejos de dejarla tranquila, el activista transexual, Stephanie Hayden, se presentó en su casa para presentar una demanda contra Caroline por presunto acoso, que Citizen Go califica como un abuso del sistema legal con el objetivo de intimidarla.
Caroline fue sometida a proceso por un juez inglés, quien consideró ofensivo que Caroline haya usado “pronombres” que no correspondían con la “identidad de género” de Hayden. El juez le prohibió volver a mencionar a la persona transexual.
Susie Green decidió retirar los cargos, pero Stephanie Hayden decidió continuar con la denuncia. El curriculum delictivo de Hayden, nacido como Anthony George Steven Halliday, es preocupante, incluye actos de pelea con un palo de golf, fraude y asalto sexual.
Stephanie comenzó a atacar a Caroline en las redes sociales en una incesante campaña de acoso, incluida su fe religiosa. Incluso –en tono de supuesta broma– propuso jugar al golf en su propia casa.
Caroline se asustó porque su familia empezó a recibir amenazas de activistas que descubrieron dónde vivía. Así que decidió desvelar estas amenazas desde su propia cuenta de Twitter como forma de protección.
Fue entonces cuando Stephanie Hayden decidió llevarle personalmente a Farrow una denuncia a su propia casa. El juicio se celebró pocos días después sin tiempo para preparar adecuadamente la defensa. Increíblemente, el juez resolvió que la descripción de Caroline sobre Stephanie, a quien consideró biológicamente como hombre, era acoso y ordenó que Caroline no volviera a hablar de la persona transexual.
Ahora Hayden vuelve a denunciarla reclamando más de 100 mil libras (cerca de 150 mil dólares) y pidiendo penas de prisión para ella. Argumenta que ha violado el mandato judicial por unas afirmaciones genéricas –no relativas a Stephanie– en un foro privado.
De acuerdo con CItizen Go, Caroline no es la única víctima del acoso jurídico de Stephanie. Otra madre también es objeto de su ira, se llama Kate Scottow y está acusada tanto civil como penalmente. Otras dos mujeres más, Helena Wojtczak y la doctora Louise Moody, también fueron denunciadas.
Scottow fue arrestada en su casa, en presencia de sus hijos, uno ellos autista y otro bebé de pecho. Estuvo en prisión siete horas por hacer públicos los dudosos negocios financieros de Stephanie, información que, por otra parte, es de dominio público.
Citizen Go promovió una campaña de firmas en varios países, entre ellos México, para pedirle al fiscal inglés que lleva el caso para que desestime las falsas acusaciones de la transexual Hayden e indica “nadie debería entrar en la cárcel ni sufrir un proceso judicial por decir la verdad científica”, de que debe ser considerado como hombre todo aquel que nazca con aparato reproductor masculino.
La cosa llegó más arriba, porque Hayden amenaza con demandar a todos aquellos que hayan firmado una carta a nivel internacional en la que se solidarizan con Caroline, entre ellos muchos mexicanos.
Y Citizen Go señala: “no seremos silenciados y lucharemos para proteger a héroes como Caroline de sus tácticas de intimidación radical. ¡Nos estamos jugando la libertad de expresión y la libertad de cátedra!”