Escenario político
Ni para atrás ni para adelante
Ojalá y todo quedara en el cajón de las anécdotas donde guardamos esas frases de humor involuntario, que a veces nos hacen reír mucho y que pintan de pies a cabeza a quien las suelta, como aquella que dice: “vamos muy bien, vamos distinto a lo que dicen los expertos”.
Pero no, los datos fríos de las instituciones dedicadas a medir los elementos que forman parte de la economía de un país como el nuestro, muestran otra cosa, la realidad tal y como es.
Muy temprano, el miércoles de la semana pasada el @INEGI_informa confirmó lo que ya se temía, que la economía llegó al nivel de “cero crecimiento”, al cumplirse los primeros nueve meses del arranque del sexenio.
El índice llegó al nivel del 0.0 por ciento, en términos coloquiales ni para atrás ni para adelante.
Sólo es cuestión de revisar datos históricos para constatar que el nulo crecimiento de la economía es un fenómeno que no ocurría desde aquella crisis de 2009, hace una década. Algo todavía más grave es que en términos de sexenio, no se veía que un gobierno iniciara con cero crecimiento desde la época de Ernesto Zedillo, hace 24 años.
Pues no sé ustedes pero después de conocerse la terrible noticia, muchos esperábamos una definición urgente del gabinete económico, en la que además del análisis detallado de las causas del estancamiento, definiera junto con los sectores productivos un “plan anticíclico”, para enfrentar esta situación de crisis.
Aunque nos tachen de tremendistas, hay que decir que parece que les pasó de noche porque no reaccionaron ni en defensa propia. ¿O les valió?
Aunque pronto el Coneval y el Banxico reconfirmarán los datos del INEGI, lo lamentable es que no hay “plan anticíclico” a la vista que permita retomar la senda del crecimiento a través de proyectos productivos y lo peor, es que parece que al único integrante del gabinetazo que le quita el sueño una inminente recesión es a Arturo Herrera, secretario de Hacienda. Todos los demás duermen como angelitos.
Por ahí del mes de agosto los economistas que colaboran con Herrera esperaban que los números negativos se revirtieran en la segunda mitad del año, gracias al flujo de recursos de gasto público hacia actividades productivas comprometidas. Pero de eso ni sus luces.
Y para colmo, las reuniones entre representantes empresariales y financieros con #YaSabenQuién donde todos prometen que habrá inversiones y hartos proyectos, no pasa de eso, de promesas. Como diría el célebre Ciro Gómez Leyva, puro rollo.
Los estados, del cocol
Sin exageraciones puede decirse que sí a nivel nacional los números están para llorar, las economías de los estados muestran una tendencia del cocol.
No es que seamos mal pensados, pero todo parece que está enfocado a crear un ambiente preelectoral idóneo para cargarle a los gobernadores que se van en 2021 la responsabilidad del estancamiento para sacar raja política en las urnas. ¿O no?
Un simple vistazo al comportamiento de la economía en los estados de la Federación deja ver que el estancamiento no sólo ha minado la trayectoria positiva de aquellas entidades que tenían mayor dinamismo económico, como las que integran el Bajío, sino que está aumentando la brecha del estancamiento de los más vulnerables.
Los datos del Indicador del comportamiento de la economía estatal en el segundo trimestre de 2019, del Inegi, son demoledores pues 19 estados, mucho más de la mitad del país, no solamente no crecen sino que muestran números negativos, abajo del cero.
Y de manera paradójica el estado con el peor comportamiento es Tabasco -cuna de #YaSabenQuién- que en el segundo trimestre su economía cayó al -2.6 por ciento, pero el comparativo respecto al año anterior fue de -10.3 por ciento. La inversión en la refinería de Dos Bocas parece que ha servido para dos cosas.
Puebla y Veracruz, otras entidades icónicas del actual sexenio andan también por la economía de la amargura, en niveles de -0.1 por ciento.
Los números indican que no hay flujo de recursos federales hacia los estados y si no pregúntenle al gobernador de Baja California Sur, Carlos Mendoza Davis, pues tiene un estado con una economía en el sótano -5.2 que se traduce en -7.2 respecto al mismo periodo del año pasado.
La mayoría de los estados con elecciones en 2021 andan en números negativos en la dinámica de sus economías, entre estos se cuenta a Baja California Sur, Campeche, Guerrero, Michoacán, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa y Zacatecas.
Las entidades de la franja norte del país se cuecen aparte pues fueron beneficiadas con incentivos económicos como la baja de impuestos y una reducción en los precios de las gasolinas, así como el incremento al salario mínimo, superior al del resto del país.
Entre los estados con cierta estabilidad están Chihuahua, Sonora y Nuevo León que también cambian de gobernador en el 2021.
Son 13 las entidades que pueden presumir que no tienen números negativos en el índice económico, pero andan en 0.0 o un poco arriba de cero. Entre estas Aguascalientes, Coahuila, Colima, Ciudad de México, Durango, Guanajuato, Jalisco, Estado de México, Quintana Roo, Tamaulipas y Tlaxcala.
Recuerda usted las Zonas Económicas Especiales del sexenio anterior, pues hoy de eso no existe ni sus luces.
Y que los alcaldes mejor ni se quejen, o les rocían “tantito gas pimienta”.
¿Políticas milagro?
Así como existen productos milagro muy populares en mercados tradicionales y en algunas campañas de televisión, que hacen que el pelo crezca donde no hay, que cura todo tipo de enfermedades y hasta prometen el rejuvenecimiento, parece que también hay quienes apuestan a los milagros económicos, fruto de la buena fe.
Hace algunos meses escuchamos más de una vez que la apuesta era al crecimiento de 4 por ciento en la economía, luego lo bajaron al 2 por ciento y para no seguir en la polémica se planteó tajante aquello de “vamos requetebién, tengo otros datos”.
El problema para una economía como la nuestra es cómo revertir el estancamiento para garantizar un mejor modo de vida de la población. Todo lo demás es poesía, con todo respeto a nuestros poetas.
Economistas serios como Antonio Sandoval estiman que la combinación de medidas anticíclicas con un mejor entorno económico externo (en nuestro caso marcado por la economía de EU) nos daría un margen de al menos dos años para comenzar a retomar la senda de la recuperación, así que haga usted sus cuentas.
Pero eso todavía no ocurre, seguimos en la fase de estancamiento y en el filo de la recesión. Lo peor aún no ha ocurrido.
Bien podrían los consejeros de Palacio dedicados hoy al culto de las sombras del pasado, dejar de perder el tiempo y ponerse a trabajar que para eso les pagan. Ya no le hagan creer al número uno de Palacio Nacional que con las mañaneras y una pizca de buena fe todo se arregla.