Abanico
Un país no puede ser plenamente soberano con un sistema de justicia inoperante que agoniza. Policías mal pagados. Agentes del Ministerio Público deficientes y jueces abrumados o corruptos.
Certera declaración de un colega de Excélsior. Hoy embajador en retiro. Sí, Agustín Gutiérrez Canet.
Luego de la admonición esta historia podía servir de ejemplo.
Para acusadores. Vaya para los que dicen impartir justicia.
Conlleva, al final su moraleja.
Cuenta una antigua leyenda que un hombre honorable fue injustamente acusado de asesinato. (Como ocurre hoy.
El culpable era una persona con mucha influencia en el país, y por eso desde el principio se buscó encontrar un chivo expiatorio para encubrirlo. (Como ocurre hoy)
El hombre, inocente, fue llevado a juicio y comprendió que (Como ocurre hoy) tendría nulas oportunidades de escapar.
El juez, quien también estaba confabulado (Como ocurre hoy) fue cuidadoso de mantener todas las apariencias de que era un juicio justo.
El juez le dijo al acusado:
“Como conocemos tu fama de hombre justo, voy a dejar tu destino en las manos de Dios: voy a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente.
Así tu escogerás, y será Dios el que decida tu destino”.
Por supuesto, el perverso juez (Como ocurre hoy) había preparado dos papeles con la misma palabra: culpable.
El hombre, sin conocer los detalles, se pudo dar cuenta de que todo el juicio era una trampa. (Como ocurre hoy).
Cuando el juez lo llamó a tomar uno de los papeles, el hombre respiró profundamente y se quedó en silencio unos segundos con los ojos cerrados.
Cuando los asistentes en la sala comenzaban ya a impacientarse, abrió los ojos, sonrió, tomó uno de los papeles, se lo metió a la boca y lo tragó rápidamente.
Sorprendidos e indignados, los asistentes le reclamaron. (Como ocurre hoy)- Pero, ¿qué has hecho?
¿Ahora cómo vamos a saber cuál era el veredicto?-
Es muy sencillo – dijo el acusado.
Es cuestión de leer el papel que queda, y sabremos lo que decía el que me tragué.
Con una evidente molestia, (Como ocurre hoy) el juez tuvo que liberar al acusado, y jamás volvieron a acusarlo injustamente.
Moraleja:
Por más difícil que nos parezca una situación, nunca dejemos de buscar una solución a lo que nos pasa.
En ocasiones creemos que estamos en un callejón sin salida, sin embargo, recordemos que siempre existe una solución para todo.
Como ocurre hoy. Y no se repita.