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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de noviembre de 2019.- Formada en el 2004, la compañía dancística Viva Flamenco cuenta con 12 integrantes en escena –entre músicos y bailarines–, quienes han trabajado durante 15 años ininterrumpidos bajo la dirección de la bailaora mexicana Leticia Cosío.
Para conmemorarlo, se presentarán durante los 15, 16 y 17 de noviembre en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Cosío se encontró con esta danza tradicional española cuando vio sobre el escenario a las coreógrafas Pilar Rioja y Patricia Linares, hecho que la motivó para inscribirse en clases.
“Me encantó poder sentir las percusiones con los pies, ser parte de la comunión escénica entre el cante, las guitarras y el baile”, expresa en entrevista para la Secretaría de Cultura.
Esa impresión fue tan grande que dejó de lado su carrera de danza contemporánea y clásica para incursionar en el flamenco, pero se encontró con una disciplina cuyo aprendizaje profesional le costó más de tres años.
Por ello, decidió radicar durante un año en Sevilla, España, para apreciar las raíces de la cultura flamenca, descifrar sus códigos sociales y conocer los lugares a los cuales los cantes se refieren, y así proyectar todo este bagaje en el escenario.
Narra que su viaje se extendió por Granada, Huelva y Málaga, regiones emblemáticas del sur de España. Allá entendió que el cante flamenco es muy intenso porque, en realidad, se considera un lamento. Supo que los ritmos son llamados palos, bulerías, aquellos que en tono festivo se burlan de la vida y cuadros, los números dancísticos.
“Anteriormente, estudié coreografías grupales de danza clásica, las cuales contrastan con la reivindicación del orgullo individual de la tradición flamenca: de ahí que existan tantas bailaoras solistas. Por ello quise que el concepto de la compañía tomara ambos elementos para crear espectáculos grupales de flamenco”, dice Cosío.
En la actualidad, mantienen abiertas sus puertas para quienes deseen aprender y desarrollarse como bailaores profesionales. El único requisito es contar con cierto nivel de preparación dancística, para agilizar algunos procesos de aprendizaje.