Libros de ayer y hoy
EN LAS NUBES
Insólito, lucidor y espléndido espectáculo.
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Como lo vimos y sentimos ayer fue Día de fiesta y solemne para toda la Nación. Insólito.
Nuestra Bandera Nacional la vimos izarse a toda asta.
Como también disfrutamos la escenificación de lo anterior en la Plaza de la Constitución, zócalo capitalino, como lo hizo, desde el balcón central de Palacio Nacional, el jefe del ejecutivo, su esposa, la jefe de gobierno de la CDMX y los jefes de Defensa y Marina.
Por cierto el secretario de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval, precisó al presidente López Obrador, —ante la serie de especulaciones que iniciaron con la fallida operación de captura de un hijo de El Chapo, Joaquín Guzmán—, que “las fuerzas armadas respaldan su proyecto de gobierno con lealtad, profesionalismo y honestidad.
“Somos leales y guardamos profundo respeto a la institución presidencial que usted representa al haber sido elegido en un proceso democrático y transparente.
“Le refrendamos el principio esencial de las fuerzas armadas de ser siempre leales”.
El Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México, nos ilustra oficialmente, a través del Diario Oficial de la Federación, sobre tal fecha.
El 20 de noviembre de 1910 se conmemora el inicio de la Revolución Mexicana, acontecimiento central en nuestra historia.
Con ella se puso fin al largo gobierno dictatorial de Porfirio Díaz y se sentaron las bases para el desarrollo de México en el siglo XX.
En respuesta al Plan de San Luis, promulgado por Francisco I. Madero el 5 de octubre de ese año, llamando a tomar “las armas para arrojar del poder a las autoridades que actualmente gobiernan”, ese día se dieron levantamientos aislados.
Fueron el inicio de la lucha por la democracia que abanderó Madero.
Leamos:
En Chihuahua, Toribio Ortega se sublevó con 18 hombres en la región de Ojinaga; Guillermo Baca y sus hombres atacaron la plaza de Hidalgo del Parral.
José de la Luz Blanco hizo lo mismo en Ciudad Guerrero, al unirse así a los sitiadores de esa plaza.
Pascual Orozco asaltó la casa del jefe de seguridad pública en
San Isidro.
Francisco Villa y Ceferino Pérez, bajo las órdenes de Cástulo Herrera, lograron reunir alrededor de doscientos hombres, operan así con éxito en los días siguientes.
En la comarca lagunera, Sixto Ugalde, Jesús Agustín Castro, Orestes Pereyra y otros correligionarios combatieron en la ciudad duranguense de Gómez Palacio.
En Culiacán, Sinaloa, Ramón F. Iturbe y Juan Banderas atacaron la guarnición federal.
En Veracruz, Rafael Tapia, seguido por algunos hombres, acometió la guarnición de rurales en los límites con Puebla.
Así lo hicieron también Cándido Aguilar y Rosendo Garnica en Paso del Macho.
En el Distrito Federal, Puebla, Jalisco, y en varios lugares más del centro del país, el 20 de noviembre concluyó en completa calma. En la capital de la República, los jefes maderistas que planeaban encabezar la rebelión estaban encarcelados.
En Puebla el levantamiento armado se sofocó dos días antes, con el asesinato del líder de la rebelión maderista, Aquiles Serdán.
Mientras tanto, Madero estaba a orillas del Río Bravo y fracasó en su intento de cruzar a territorio nacional por la poca gente que logró reunir.
Sin embargo, el levantamiento continuó en Chihuahua y poco a poco se extendió a buena parte del territorio nacional.
El gobierno de Porfirio Díaz no fue capaz de contener una revolución popular masiva, mayoritariamente rural, que luchaba por libertades políticas y tierra.
El viejo dictador fue derrotado militar y políticamente por la revolución y tuvo que renunciar a la Presidencia de la República en mayo de 1911.
A partir de 1911, en varios lugares del país se celebró el 20 de noviembre como el inicio de la revolución, y fue hasta 1936 cuando el Senado de la República aprobó el decreto que la convirtió en conmemoración nacional.
Como lo vimos y sentimos ayer fue Día de fiesta y solemne para toda la Nación.