Teléfono rojo/José Ureña
Si existía alguna duda de que el gobierno de México es el hazmerreir del mundo, la duda la disipó el propio presidente norteamericano, Donald Trump, quien juega con México a su antojo ante su potencial reelección y frente al juicio político en su contra.
¿Juega Trump con México?
Si no lo creen, basta recordar que sólo requirió un par de mensajes –a través de la red social de Twitter del presidente Trump–, para poner a temblar al presidente mexicano, al que el mandatario norteamericano obligó a lo impensable.
Luego de la amenaza de que el gobierno de Estados Unidos clasificaría a las bandas criminales como “terroristas” –y que eso desataría una potencial intromisión a territorio mexicano–, el presidente Obrador aceptó todas las condiciones de Trump para no recurrir a la clasificación de “terrorismo” a las bandas criminales mexicanas.
¿Y cuáles fueron las condiciones de Trump?
1.- La primera condición del presidente norteamericano a López Obrador fue que debía traicionar a su “hermano”, el ex presidente de Bolivia, Evo Morales, a quien México expulsó ya no en avión de la Fuerza Aérea, sino en línea comercial, rumbo a Cuba, de donde el dictador viajó a Argentina, su nuevo destino.
Vale recordar que en medio del aplauso de los fanáticos lopistas, Evo Morales fue sacado de Bolivia en un avión militar mexicano luego de maniobras imposibles que, incluso, ameritaron un reconocimiento al piloto mexicano. Evo Morales había sido depuesto de su dictadura por una sociedad cansada de su tiranía.
Al final, Evo Morales debió abandonar México en secreto, escondido, sin el aplauso y los reconocimientos que le brindaron los fanáticos lopistas a su llegada. Claro, queda pendiente el pago de los favores otorgados por el ex dictador Boliviano a las candidaturas presidenciales de AMLO. ¿Cuándo se saldará esa cuenta?
Y es que, a querer o no, la salida de Evo Morales de México fue producto de la clásica traición de Obrador; una traición más en una larga carrera de engaños y mentiras a todos los actores políticos mexicanos.
Hoy la traición es internacional, emparentada a la traición a los inversionistas locales y foráneos que apostaron su dinero al proyecto del NAIM de Texcoco, la mayor obra de infraestructura en medio siglo.
2.- La segunda condición del gobierno de Trump al terco presidente mexicano fue la modificación de su estrategia de combate al crimen y a las bandas del narcotráfico.
Lo cuestionable del caso es que para cumplir esa segunda condición, en el círculo cercano de Palacio se habla del relevo de Alfonso Durazo, de la titularidad de la Secretaría de Seguridad.
Y es que para el gobierno de Trump, el secretario Durazo no es el hombre indicado y menos el mejor calificado para el puesto, sobre todo luego de la fallida captura de “El Chapito” en Culiacán.
¿Y quién sería el indicado para el cargo, según el interés de los norteamericanos?
En el primer círculo del gobierno de AMLO se especula –solo se especula–, del potencial relevo de Alfonso Durazo por Marcelo Ebrard, el “súper secretario” del gobierno de Obrador y el señalado como prematuro sucesor presidencial.
Lo más preocupante del tema, sin embargo, es lo que no sabemos de todos los acuerdos que habrían alcanzados el presidente mexicano y el Fiscal Norteamericano, Willian Barr –quienes se reunieron en privado el 5 de diciembre en Palacio Nacional–, y que pueden comprometer la Soberanía Nacional.
Y es que no es menor el tema de la incumplida firma del Tratado Trilateral de Libre Comercio –conocido como T-MEC–, y el juicio político que el Congreso Norteamericano iniciará contra el presidente Trump.
Por eso obligan las preguntas.
¿A qué otros compromisos inconfesables llevó el presidente Obrador a México, frente al gobierno de Trump? ¿Trabajarán México y su gobierno en acciones para salvar a Trump del inminente juicio político? ¿Seguirá siendo el gobierno de AMLO el juguete de Trump?
Al tiempo.