Teléfono rojo/José Ureña
¿López Obrador pretende un Poder judicial federal sumiso?
Esta misma semana rendirá su segundo informe de labores Arturo Zaldívar Lelo de la Rea, como presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal. Zaldívar es el segundo presidente del Poder Judicial de la Federación que no es ministro de carrera. El primero de ellos a partir de las reformas constitucionales de 1994, fue el ya fallecido Vicente Aguinaco Alemán, el cual fue el abogado general de los bancos que se ampararon en contra de la expropiación de los bancos ocurrida en el sexenio de José López Portillo.
Dicen los estudiosos del derecho, que los argumentos esgrimidos en dichos amparos deben ser estudiados en las universidades y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debió haber otorgado en su momento la protección de la justicia federal, pero el hecho es que se les negó por razones de Estado. Lo que es un hecho, es que a don Vicente Aguinaco Alemán, siempre se le reconoció como un gran presidente de la Corte.
Ahora, a Arturo Zaldívar se le ha criticado su postura poco crítica ante el gobierno de López Obrador, pero se espera que mejore su trabajo como presidente del Poder Judicial de la Federación que ha sido acusado de estar infiltrado por la corrupción, el nepotismo y el acoso sexual a las trabajadoras.
Apenas la semana pasada, el pleno del Senado de la República aprobó que Margarita Ríos-Farjat sea la décima primera ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), en sustitución de Eduardo Medina Mora, acusado de enriquecimiento ilícito.
La ex titular del Servicio de Administración Tributaria (SAT) apoyada por Morena, PES, PT y PRI, obtuvo la mayoría calificada y la senadora Mónica Fernández, presidenta de la Mesa Directiva, le tomó protesta para el cargo.
Ella obtuvo 94 votos, Ana Laura Magaloni 25 y Diana Álvarez Maury solamente uno.
Previamente los senadores avalaron el dictamen por el que se aprobaron los requisitos constitucionales de elegibilidad de las integrantes de la terna enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para designar a la nueva ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En un comunicado, la propia Suprema Corte de Justicia indicó que “celebra la designación de Ana Margarita Ríos Farjat como ministra del Alto Tribunal, tras ser designada en el Senado de la República conforme a los artículos 95 y 96 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, donde se prevén los requisitos que se deben de cumplir para el mandato constitucional. En próximas fechas se celebrará la ceremonia protocolaria, donde se le impondrá la toga magisterial y se le hará entrega de la credencial y el distintivo correspondiente.
Con la llegada de esta mujer, serán tres las ministras que estén en el pleno ante una mayoría de ocho hombres, pero lo más destacable es que serán seis ministros que no son de carrera judicial.
Son ministros de carrera judicial Jorge Mario Pardo Rebolledo, Norma Lucía Piña Hernández, Alberto Pérez Dayán, Luis María Aguilar Morales y Juan Luis González Alcántara Carrancá, mientras que los que provienen del sector público y académico son: Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Javier Laynez Potisek, José Fernando Franco González Salas, la cuestionada Yasmín Esquivel Mossa y ahora Ana Margarita Ríos Farjat.
Llama la atención, el menosprecio que el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene por los funcionarios judiciales de carrera. Tal vez ese menosprecio sea odio como consecuencia de que fue desaforado cuando fue jefe de gobierno del Distrito Federal, hoy Ciudad de México, por no acatar una sentencia definitiva de amparo. Quizá.
Y es curioso que el presidente de la autodenominada Cuarta Transformación y que el pasado fin de semana presumió en Guerrero que está cambiando el país y que tiene como secretaria de Gobernación a una ex ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no respete a las trabajadoras del poder judicial federal, donde muchas jueces y magistradas, además de gozar de un gran prestigio también son destacadas académicas y autoras de importantes libros jurídicos.
Y llama la atención de que a los que ha propuesta para ocupar las plazas vacantes de ministros, no tienen carrera dentro del Poder Judicial Federal donde aproximadamente el 60 por ciento de jueces y magistradas son mujeres y llevan un servicio profesional de carrera impecable.
Repito lo que ya había escrito. Tal vez ese menosprecio a las funcionarias judiciales obedece a que ellas sí respetan su independencia y no aceptan consignas. En fin.
Postdata: Por vacaciones, esta columna volverá hasta el martes 14 de enero. Hasta pronto. Que tengan unas felices vacaciones de Navidad y Fin de Año.