Visión financiera
Solidaridad, ira y el invierno de nuestro descontento
¡Viva Zapata! cuando está por fenecer el año de su centenario ¿será este que comienza El invierno de nuestro descontento y las Uvas de la ira que nos impidan llegar Al este del Edén? Puede ser un juego de palabras con las obras de alguien que murió hace 57 años, el 20 de diciembre, Día Internacional de la Solidaridad. Me refiero al premio Nobel 1962, John Steinbeck, autor del guión de ¡Viva Zapata! Una obra que aunque tiene el sello de Hollywood, la escribió un anticapitalista, un hombre que buena parte de su obra la dedicó a denunciar el problema de la población migrante, un escritor que le hablaría a Trump en mero juicio político, sobre lo que ya decía en su última novela El invierno de nuestro descontento (1961), de la decadencia moral en parte de la sociedad estadounidense que se refleja igualmente en la actualidad lo mismo en ese país que en vatios países del mundo (Francia en el colapso en estos momentos). Esta última novela que también se traduce en algunas ediciones como El invierno de nuestra desazón, no es considerada al nivel de Uvas de la ira (Alianza 2018), Al este del Edén y La perla, sus tres más famosas, aunque ambas traducciones embonarían en un país como el nuestro que quiere expulsar en sus lentas diatribas, ese invierno falaz que nos hace añorar el esplendor de la primavera y el verano cálido y alegre. Pero ambos tardan en llegar.
El 20 de diciembre, Día de la Solidaridad Humana, de acuerdo a la ONU
Hay cierta confusión en la fecha del Día Internacional de la Solidaridad Humana, porque algunos la celebran el 31 de agosto y otros el 20 de diciembre. La primera se adapta a la organización que presidía Lech Walesa en su organismo Solidornsc y la segunda fue declarada por la ONU en 2005 como Día Internacional de la Solidaridad Humana. Esta última es la universal. La primera causa resquemores por su connotación política y la cercanía que Walesa ha sostenido con Estados Unidos. En la segunda, el organismo internacional promueve los valores fundamentales y universales de los pueblos en busca de erradicar la pobreza y elevar el nivel de vida. No se ha difundido a nivel oficial un programa especial sobre el día en México. El término solidaridad es muy común en estos tiempos aunque no siempre se aplique como tal. Si la hubiera habido, no habría tantos pobres (casi 70 millones según la Cepal) y tantos sectores atrasados en el país. El tema actual es buscar que los valores que promueve la ONU sean reales y que en el caso de México, se vaya haciendo más pequeña la diferencia que nos separa.
John Steinbeck. un Nobel que despreció a Hitchcock por racista
Como todos esos personajes que llegan a trascender después de haber pasado por miles de avatares –hambres, desempleo, enfermedades–, Steinbeck, que amaba todas la obras de Faulkner –lo cual habla muy bien de él–, llegó al Nobel en 1962, precedido por infinidad de trabajos, muchos de los cuales fueron después grandes películas. La Perla por ejemplo, fue filmada aquí, y dirigida por el Indio Emilio Fernández y se basó en una anécdota que le contaron en la frontera mexicana al escritor. También hizo el guión de ¡Viva Zapata!, que dirigió Elia Kazán y fue interpretada por Marlon Brando, un Zapata agringado que fue traducido en el español ibérico, y Anthony Quinn ¿Quién no recuerda a un casi adolescente James Dean en Al este del paraíso que cambió el último nombre del mítico paraje de Adán y Eva en la película, pero se cuenta que después de haber hecho el guión de las película Lifeboat dirigida por Hitchcock en 1944, pidió que le quitaran su nombre al filme porque lo consideró racista. Se le define como un hombre crítico, agnóstico, generoso, solidario, aunque en sus últimos años se acercó un poco a la clase media estadounidense y consideró, como todo ciudadano tradicional gringo, que la guerra contra Vietnam era un acto heroico. Eso no ha quitado sus muchas virtudes y su buena literatura que se equipara a la de Hemingway y Sinclair Lewis. Como anécdota se comenta que cuando ganó el Nobel le preguntaron si lo merecía y él dijo que no. Las malas lenguas aseguran que él entre otros cinco escritores, uno de ellos Isac Denissen, fueron sorteados para ver quien ganaba y él ganó. Aunque a veces los seres humanos sufren traspiés, siempre es bueno recordar los mejores tiempos de quien, en este caso, fue un escritor como Steinbeck, que se acercó a los trabajadores, expuso sus problemas en sus novelas y penetró en la complejidad de una clase media que exhibe lo que le ha heredado la propia sociedad en la que vive.