Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
En el video de sólo 14 segundos de duración, aparece un hombre de evidente origen asiático, de mediana edad, con un tapabocas. Lo que sucede a continuación motiva a la risa o al enojo.
Se escucha el timbre de la puerta y el hombre la abre. Una mujer, su pareja, posiblemente su esposa, también con tapa bocas, entra con dos bolsas de papel, como si llegara de hacer compras. Atento, el hombre toma la carga y la coloca sobre el piso.
Inesperadamente, la mujer tose y el hombre sin pensarlo dos veces, la saca del departamento de una certera patada de karate y en segundos le avienta las bolsas afuera. Inmediatamente rocía un spray, que presuntamente es desinfectante y cierra de un golpe la puerta.
Una simple tos fue suficiente para que el tipo sospechara de una posible infección de su pareja y llenó de pánico la expulsa. Se acabó el amor en unos cuantos segundos.
El video, viralizado en redes sociales, muestra con sarcasmo o humor negro, el miedo a un posible contagio. El fantasma del coronavirus recorre el mundo y con él la discriminación hacia quienes pueden padecerlo.
Como un símil del medioevo, el pánico al contagio se ha convertido en una carga de adrenalina ´para millones de personas prácticamente en todo el orbe, ante esta nueva peste.
El efecto del temor al contagio y la discriminación ante posibles personas infectadas es mayor a las consecuencias reales del padecimiento.
En México, no existe hasta el momento un solo caso comprobado de coronavirus, en cambio la discriminación hacia personas que ni siquiera padecen la enfermedad de ha convertido en el principal efecto negativo de la rumorología existente a nivel mundial.
A la directora de la escuela primaria Vicente Guerrero, en Zacatepec, Morelos, Patricia Coria, las autoridades educativas de la entidad la suspendieron en su trabajo, después de que padres de familia reclamaron que tuvo contacto con su hijo, procedente de China, y no pasó por protocolos para detectar el coronavirus.
Efectivamente, el hijo de la directoria había retornado a principios de febrero con su esposa, después de realizar una estancia de estudios de medicina en China. La pareja fue sometida a estudios en ese país, en donde se determinó que no presentaban síntomas de la infección.
Esto no bastó para que los padres de familia acudieran con las autoridades educativas de Morelos y pidieran en un principio que la directora fuera expulsada del plantel, pero al no lograrlo, exigieron que no acudiera al plantel cuatro meses, un tiempo por demás exagerado, si se tiene en cuenta que le virus tarda en incubarse 15 días en promedio.
Para que Patricia Coria no pudiera presentarse a la escuela, los padres inconformes llegaron al extremo de cerrar con cadenas las puertas de la escuela. Las autoridades doblaron las manos ante un acto de discriminación extremo.
Otro caso de discriminación, es el de los 18 estudiantes mexicanos que estudiaban en China y que fueron repatriados hacia su natal Guanajuato.
En las ciudades guanajuatenses, como León, a los chicos muchos de sus conocidos les sacan la vuelta. Por el momento, ellos no han presentado síntomas, pero sus conocidos y hasta sus amigos no se quieren arriesgar a resultar contagiados. El temor es más grande que la amistad.
En todo el mundo, la discriminación en contra de las personas con ojos rasgados se ha vuelto una constante, porque inmediatamente se les asocia con posibles portadores del coronavirus.
Sin importar la nacionalidad, basta con que una persona sea de origen asiático para que se le considere una “bomba” de virus caminante. En países como Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Alemania y otras naciones europeas, se han producido agresiones en contra de asiáticos.
En esos países se han presentado agresiones verbales en lugares públicos, como mercados, almacenes, autobuses, en donde usuarios y transeúntes exigen a personas de origen asiático usar mascarilla o de plano retirarse a sus casas y encerrarse en ellas.
El racismo hacia quienes proceden de naciones se convirtió en una constante. En París, por ejemplo, este tipo de discriminación fue alentada por diarios tabloides que recurrieron al sensacionalismo moldeando la idea que el coronavirus era una moderna “amenaza amarilla”.
En París, es numerosa la colonia de Vietnam y Camboya, antiguas colonias francesas, pero gran parte de su población es nacida en Francia y ni siquiera han tenido contacto con esos países.
Las cosas llegaron a tal grado que en Francia, en redes sociales, se generó el hashtag #JeNeSuisPasUnVirus (no soy un virus), difundido por franceses de origen asiático, con la finalidad de defenderse, pero la discriminación sigue, ni mas ni menos como una peste.