Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido/Felipe de J. Monroy
Comunicación y Coronavirus
Si se trata de infundir confianza entre la población, ante la posibilidad de que el Coronavirus dañe la salud de los mexicanos, nadie como el subsecretario de Prevención y Promoción a la Salud, Hugo López Gatell, quien calcula que nada menos que 78 millones de mexicanos pueden resultar infectados. Una cifra que suena tremendista a todas luces.
Los comentarios del funcionario contrastan con el llamado de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, quien, en un mensaje televisivo, difundido reiteradamente, hace un llamado para que la población de la ciudad más poblada del país mantenga la calma. Tarde que temprano la enfermedad llegará seguramente a México y a su capital.
De China se ha filtrado información de cómo muchas ciudades afectadas se han convertido prácticamente en sitios fantasmas, en donde se obliga a la población a permanecer en sus casas.
Por medio de la televisión y el internet, los mexicanos nos enteramos de casos dramáticos de personas con rasgos asiáticos que han sido agredidas en diversas partes del mundo simplemente porque su origen racial los convierte absurdamente en los principales sospechosos de diseminar el contagio.
En naciones de Europa y Asia que presentan el mayor número de casos, se han producido compras de pánico de alimentos y retrovirales que sólo propician incrementos absurdos de precios y escasez de productos.
Las ventas de restaurantes, hoteles, aerolíneas y de otras ramas relacionadas con el turismo presentan caídas importantes, provocadas por cancelaciones y falta de demanda de turistas potenciales.
Las personas que se suben a cruceros en búsqueda de descanso o diversión han visto como esas embarcaciones se han convertido en verdaderas cárceles de las cuales no pueden descender porque en su interior se encuentren pacientes infectados o porque simplemente los habitantes de los destinos turísticos no los dejan bajar a tierra firme.
Ese es el caso reciente de los pasajeros del crucero MSC Meraviglia, a quienes en un principio no se les dejó descender en Cozumel, Quintana Roo, pero que posteriormente sí pudieron hacerlo al detectarse que dos personas a bordo en realidad padecían influenza simple y no el tan temido Coronavirus.
El anuncio de que los pasajeros a bordo no se encontraban infectados apenas llegó a tiempo de evitar que los habitantes de Cozumel actuaran en contra de las personas que estaban a bordo del MSC Meraviglia.
De acuerdo a los estudios realizados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta nueva cepa de Coronavirus sólo provoca la muerte de entre 0.7 y 2 por ciento de los infectados, mientras que 80 por ciento de las personas que lo padecen registra una recuperación espontánea, aun sin cuidados extremos.
Este panorama es alentador, pero, a pesar de ello, la difusión de los medios, en el sentido de que aún no existe una vacuna para prevenir el padecimiento, ha provocado una oleada de pánico en buena parte del mundo.
Si bien, todos los países se encuentran preocupados por el avance de la enfermedad, el tremendismo de la información ha magnificado las consecuencias, de tal manera que existe en el colectivo la idea de que el Coronavirus amenaza a la especie humana, lo cual es completamente fuera de lugar.
En la conferencia mañanera de este jueves, el presidente Andrés Manuel López Obrador informó que el país se encuentra preparado para enfrentar la llagada del Coronavirus.
Una muestra de optimismo que hace falta difundir, a pesar de que muchos mexicanos dudan de que así sea, especialmente en los momentos en que las instituciones del sector siguen mostrando serias deficiencias en lo concerniente al abasto de medicamentos y a la capacidad suficiente para atender a los derechohabientes.
En tiempos en que se producen epidemias o pandemias es necesario evitar el sobre dimensionamiento de las mismas para evitar que el pánico social que desatan tengan peores consecuencias entre la población, como pueden ser la compra excesiva de medicamentos o la adopción de medidas extremas como las muestras de discriminación hacia quienes están supuestamente infectados.
El manejo de una comunicación oportuna y sobre todo apegada a la realidad, es una de las mejores armas para evitar que se produzcan tragedias aún mayores que los problemas provocados por la propia enfermedad.
Por eso, llama la atención que no se cuidara la información dada a conocer por el subsecretario López Gatell, quien habló que 78 millones de mexicanos podrían resultar afectados.
Las cifras del funcionario lo llevaron a concluir que, de ese total, 10 millones de mexicanos podrían presentar síntomas, de los cuales, aproximadamente 500 mil serían considerados pacientes graves y podrían registrarse 12 mil 500 fallecimientos.
Hablar de 78 millones de mexicanos afectados por el Coronavirus significaría tener en cama a 61 por ciento de la población, por lo menos algunos días, proporción exagerada para algunos especialistas, que advierten que los cálculos del subsecretario no fueron bien realizados.
En su conferencia mañanera, López Obrador pidió precisamente no exagerar en los alcances de la enfermedad, situación que quizá no fue bien entendida por el subsecretario.