Descomplicado
¿Dejará de caer el popularómetro presidencial?… parece que no
Todo pinta a que no.
Los datos duros que hay confirman la hipótesis, el popularómetro presidencial no detendrá su pronunciada trayectoria a la baja. Es más, ni yendo a bailar a Chalma recuperará el terreno perdido.
Los indicadores que refuerzan esta apreciación tienen que ver en buena medida con la enorme distancia que marcó el jefe del Ejecutivo con las mujeres, al cuestionar indebidamente las voces en contra de la atrocidad de los feminicidios, resultado de la impunidad, pero en lugar de respaldar sus demandas, les colgó la misma etiqueta que a sus opositores políticos.
Añada usted este incierto panorama el decrecimiento económico, la desconfianza de los inversionistas, el desempleo, la inseguridad galopante, el desabasto de medicamentos, la crisis de los sectores de salud y educativo, la eliminación de programas de apoyo a las madres y los niños, la desatención a los niños con cáncer. Y una larga lista de temas no resueltos.
En pocas semanas el mal humor social cobró tal fuerza, que los asesores del cuarto de crisis ya no saben qué ocurrencia inventar para distraer la atención del respetable. Y se nota. Hay crisis incluso entre sus seguidores que no saben cómo justificar lo que no existe. Y las mañaneras cada vez están más lejos de ser reuniones informativas.
La rifa de la @Lotenal “equivalente” al #AviónPresidencial -como lo calificó Jesús Ramírez- es un ejemplo de cómo los recursos propagandísticos no son suficientes para revertir los negativos.
Suben de tono los insultos
Junto al desplome de la aceptación y la popularidad presidencial en las encuestas, en las redes sociales los insultos han roto todos los referentes, que antes eran impensables.
Los insultos, corresponden a esa pésima estrategia de comunicación, dicen que circular, pues a toda descalificación corresponde una de mayor calibre.
El insulto se está convirtiendo en un recurso cotidiano de causa efecto. Las referencias al Presidente de la República no le llegan a los talones (en argot popular) a los apodos o burlas con los que se criticaba a los mandatarios de otras épocas. La línea entre generar y caer en las provocaciones es muy delgada.
El respeto a la figura presidencial se ha desdibujado y las redes sociales -que antes eran benditas- se han convertido en instrumento de doble filo, tanto que hasta los bots manejados por empresas especializadas en crisis, han quedado rebasadas.
El triple salto mortal entre el “me canso ganso” al “fuchi caca”, es demoledor y una auto depreciación. Pero eso amerita un análisis más sereno.
La voz de las mujeres
Las mujeres que el 8 y 9 de marzo alzaron su voz, no necesitan permiso para reclamar sus derechos y menos para exigirle al gobierno que cumpla con sus responsabilidades. Pero se requiere de algo elemental, que esas voces sean escuchadas y, sobre todo, que no se etiquete políticamente un movimiento que no nació ayer.
Se requiere que los encargados de combatir la impunidad escuchen y asuman los costos de sus olvidos y negligencias. No es suficiente con echarle la culpa a los que estuvieron antes, quien hoy gobierna tiene que responder.
Consultor que venda la idea de que “no pasa nada” si ignoran a las mujeres y las acusan de neoliberales, subestima la fuerza de las mujeres. La verdad es que “sí pasa” y la muestra está en las movilizaciones del domingo, del lunes, el reclamo de todos los días que nos muestra que México ya un país distinto y no retrocederá.
Las mujeres son una fuerza política y económica que están subestimando en el ámbito oficial.
Ya para que en Macuspana, tierra natal de #YaSabenQuién recibiera de sus paisanos rechiflas, abucheos y reclamos, muestra que las cosas no andan bien.
Datos lapidarios
Hace un año el promedio de las encuestas más importantes en el país arrojó un dato sorprendente, la popularidad del Presidente de la República escaló a niveles de 81 por ciento. Pero 15 meses después el promedio de las encuestadoras colocó la calificación positiva del mandatario en 62 por ciento, es decir, 19 por ciento menos. (Información procesada por Oraculus.Mx).
En esos promedios se incluyen las encuestas más recientes de ElFinanciero.com.mx, Reforma.com, ElUniversal.com.mx, Varela y Asociados, Demotecnia, Mitofsky (El Economista), Buendía y Laredo, entre otras.
Sorprendieron sin duda los resultados de El Financiero publicados apenas el 4 de marzo, que concluyeron; Queda AMLO con 63 por ciento de aprobación. Hace un mes, el 4 de febrero, la encuesta de este diario especializado señalaba: Inicia AMLO 2020 con un respaldo de 71 por ciento, es decir, 8 puntos menos en cuatro semanas.
La encuesta de Reforma del 2 de marzo no dejó dudas. Los niveles de aceptación se colocaron en 59 por ciento cuando en diciembre estaban en 68 por ciento, 7 puntos menos. Y Mitofsky-El Economista dio cuenta de que en escasas nueve semanas la aceptación presidencial cayó al 54.4 por ciento; el factor que empujó a la baja este indicador fue el tema de la violencia contra las mujeres.
En el mismo tono, los resultados que arrojó la encuesta de El Universal publicada el 5 de marzo son igualmente demoledores. La aprobación de AMLO cayó al 57.1 por ciento. El nivel alcanzado por segmento es significativo pues tiene menos apoyo de las mujeres (53.3 por ciento). La población está mostrando signos de mayor desconfianza de que se cumplirá lo prometido, dice el estudio.
Un balance de estos ejercicios de opinión muestra que al Presidente de la República le cuesta cada vez más trabajo establecer la agenda pública, que se le acabó el encanto, dicen. Cada vez hay más dudas de que se están tomando las decisiones correctas frente a la pobreza, la violencia, la salud y los feminicidios.
Una de las peores estrategias fue la respuesta al reclamo de las mujeres; no sólo no las atendió sino que atizó las diferencias, pues lo ve como una campaña en su contra. Las posiciones ambiguas de la primera dama y las radicales de la señora de Ackerman, desdibujaron aún más el panorama.
Lo malo de respuestas como esa de “ni me di cuenta” que la venta de los cachitos” para la rifa del avión era el mismo día de la protesta #UnDíasinMujeres dimensiona las prioridades del Jefe del Ejecutivo. Creer que pese a todo aún tiene el respaldo de las mayorías, es un buen deseo. Nada más.
Afirmar que detrás de las movilizaciones contra los feminicidios, el desabasto de medicinas y el reclamo de atención a niños con cáncer son estrategias para dañar a su gobierno, definen la calidad moral del gobernante.
La protesta es cruda porque los crímenes y la violencia contra las mujeres es atroz, y es un insulto acusarlas de groseras y conservadoras por defender su dignidad y la de nuestras hijas.
Este 9 de marzo debe verse como un importante parteaguas del cambio en la conciencia social. Y en esto no hay marcha atrás.
La 4T y su principal impulsor se auto excluyeron de este cambio impulsado por las mujeres. Para que luego no reclame #YaSabenQuién.