Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Las mujeres…
Fueron miles de mujeres las que marcharon el domingo por distintas ciudades del país y ayer, prácticamente las calles se encontraban semivacías y los centros de trabajo, mercados, bancos, comercios y clínicas y hospitales su presencia fue escasa. Y no es para menos. Estas movilizaciones y la convocatoria para quedarse en sus respectivas casas son ante el hartazgo por la creciente violencia ejercida en su contra y la exigencia de un cambio de actitud desde los ámbitos familiar, laboral y social, además de que es un reflejo de que como sociedad debemos de cambiar.
¡Ya basta del acoso! ¡Ya basta de la incomprensión!
Es verdaderamente lamentable, la falta de sensibilidad mostrada
por Andrés Manuel López Obrador ante el movimiento feminista, quien todo ve en
contra de su gobierno. La demanda de justicia va dirigida a los tres niveles de
gobierno –municipal, estatal y federal–, al Poder Judicial y al Poder
Legislativo y porque la violencia de género va en aumento. El legítimo grito de
“ya basta”, no es ni contra el neoliberalismo ni contra los conservadores, ni
mucho menos contra su gobierno, es porque la violencia en contra las mujeres
están creciendo y los delitos se han disparado.
El doctor Eduardo Santaella, amigo mío, en días recientes hizo pública, esta
reflexión, que no sólo yo comparto, sino que miles de mexicanos también:
“A la bendita mujer que me dio la vida. A las inigualables y
amadas hermanas con las que crecí. A la mujer que me enseñó en las aulas. A las
queridas amigas y compañeras que me han rodeado a lo largo de mi vida. A las
adorables e increíbles mujeres que amé. A las mujeres que admiro en todos y
cada uno de los ámbitos y campos que me forman. A mí adorada y admirable
compañera, mi amada esposa. A esa hija brillante, inteligente, sorprendente y
siempre maravillosa que me acompaña y le da chispa a mi vida. A todas y cada
una de las mujeres con quiénes he compartido mi vida. A las mujeres que no
conozco pero que sé que están presentes en algún lugar. A las mujeres que han
sido lastimadas, vejadas, ultrajadas, humilladas, agredidas, menospreciadas,
sobajadas, abandonadas, despreciadas y hasta asesinadas por algún imbécil
irreverente.
“Quiero reconocerlas no solo en este día. Quiero reconocerlas hoy y siempre.
Quiero desearles éxito en la difícil cruzada que llevan por la igualdad de
derechos. Quiero brindarles en cada día del resto de mi vida, apoyo, respeto,
compañía, admiración y lógicamente amor. Quiero luchar con ellas desde mi
trinchera por alcanzar la equidad y la igualdad que no tienen. Quiero
contribuir en todo aquello que les pueda dar felicidad y satisfacción.
El pasado fin de semana, el movimiento feminista generó una reacción nacional de mujeres de todo tipo, humildes, clase media y acomodadas, que codo a codo enseñaron pancartas, gritaron, lloraron, cantaron y leyeron discursos donde plantearon un alto a la violencia en su contra y un freno a los feminicidios y al acoso sexual. Otros grupos también plantearon legalizar el aborto.
El feminicidio creció casi diez por ciento en 2019 respecto a 2018, lo que es una llamada de atención para cualquier gobierno. La administración de AMLO quitó el apoyo a las Estancias Infantiles que beneficiaban a las madres trabajadoras, porque para él es mejor que el recurso salga directamente de su mano, sin la intermediación de la sociedad ni de personas especializadas en el cuidado de infantes. Desapareció el subsidio para los refugios de Mujeres golpeadas, quitó el Seguro Popular y muchas mujeres con cáncer están en la indefensas porque el nuevo programa todavía no termina de aterrizar. En fin. Y se autocalifica “humanista”.
Pero más allá de la figura presidencial tratando de imponer la agenda política con sus mal logradas conferencias de prensa mañaneras, coincido con Carlos Ramírez en que la agenda feminista está consolidándose como presencia que podría determinar decisiones del poder, sin que Morena, el PAN, el PRI o el PRD hayan pensado en buscar articulación de intereses y proyectos. El PRI abrió espacios a las mujeres desde los setenta, el PAN ya tuvo una candidata presidencial y el PRD tomó apenas la bandera feminista vía derechos de procreación, pero el sistema político pareció rehuir al reconocimiento de derechos de poder de las mujeres.
Sin embargo, estos grupos juveniles y radicales feministas,
deben moderar sus posturas, pues si bien los destrozos causados en un principio
de sus movilizaciones, causaron un afecto positivo desde el punto de vista de
que ya fueron escuchadas, y un ejemplo de ello, es que en la UNAM sus pliegos
petitorios han sido atendidos por las autoridades pues hasta donde sabe más de
una veintena de profesores y empleados administrativos han sido corridos y
denunciados penalmente, al ser denunciado por alumnas, como acosadores, su
movimiento debe de enfocarse en lograr otros beneficios en favor de ellas
mismas, como lograr mejores becas, etc.
Realmente las marchas de mujeres del pasado
domingo son un claro ejemplo de que este país está cambiando, al igual que está
ocurriendo en otras naciones, y a pesar de que el Ejecutivo Federal quiso por
todos los medios minimizarlo, afortunadamente salieron triunfadoras.
A mi juicio, lo que le está faltando a los colectivos feministas en esta crisis
derivada de problemas de seguridad, es una propuesta definida que consoliden en
el régimen jurídico el papel activo de la mujer como agente productivo,
político y social, y no cómo objeto del deseo o una simple ama de casa.