Netflix transporta a Macondo con tráiler de Cien años de soledad
CIUDAD DE MÉXICO, 24 de marzo de 2020.- Guillén Lombardo es el más conocido de nuestro héroes desconocidos, se trata de un personaje nacido en 1611 en Irlanda quien emigró de España a México, y poco a poco ha sido rescatando más y más. Olvidado por más de dos centurias y retomado a finales del siglo 19 bajo la idea de que fue uno de los posibles precursores del movimiento de independencia de México, casi 200 años antes del inicio de la revuelta contra la corona española.
“Es lógico que haya sido olvidado, porque la historia oficial prefiere a los personajes ganadores, y no a los perdedores. Además que fue un personaje con un final trágico al ser condenado sometido y quemado por la Inquisición. Ante la historia oficial fue un personaje fallido”, asevera en entrevista Gonzalo Lizardo, autor de la novela Memorias de un basilisco.
El catedrático de la Universidad Autónoma de Zacatecas consultó los textos de puño y letra de Guillén Lombardo, también conoció actas y oficios del Tribunal de la Inquisición que se resguardan en el Archivo General de la Nación.
Adentrarse en documentos del siglo 17 permitió al escritor formar una imagen de la trascendencia del pensamiento de este inmigrante irlandés para dar vida a una novela basada en un personaje que tenía la capacidad de hechizar por medio de las palabras, emulando al basilisco, aquel animal mitológico que mataba con la mirada.
-¿Podremos considerar Guillén Lombardo como un precursor del movimiento de Independencia de México? Estamos hablando que vivió dos siglos antes del moviendo de 1810.
-Guillén Lombardo puso en tela de juicios la gula del Papa que daba concesión a España para conquistar América. Sí es un hombre que a partir de una sólida formación que tuvo en los colegios jesuitas de España, elaboró un pensamiento que fue capaz de cuestionar esta situación.
Hay que recordar que el pensamiento jesuita es llamado humanismo cristiano y es una herencia del primer humanismo, y que buscaba el conocimiento y la sabiduría para alcanzar la salvación personal pero también la salvación colectiva y la obtención de mejores condiciones de vida materiales, en este mundo.
Ese espíritu que nació en el renacimiento se filtró con el humanismo de los jesuitas y así lo retomamos. Entonces no se le puede considerar un precursor directo de la Independencia pero sí trajo ideas que poco después van a fructificar en el pensamiento novohispano.
Si uno lee el Primer sueño de Sor Juana y luego ve las descripciones astrológicas de Guillén nos damos cuenta que hay una continuidad. Sor Juana también es heredera de este pensamiento humanista.
De alguna manera, Guillén es del pensamiento de avanzada en se sentido. La búsqueda de la sabiduría y la realización personal a través de esta.
-¿Cómo te acercaste a él en el Archivo General de la Nación?
-Conocía al personaje desde hace 20 años, en el año 2000 cuando escribía un cuento sobre los judíos en México, fue la primera incursión al tema de la Inquisición y ahí leyendo, bibliografía sobre la persecución judía me encontré que Guillen había estado en las cárceles, desde entonces me fascinó. Sin embargo en ese tiempo tenía otros intereses y arrumbe al personaje durante un tiempo.
Es en el 2012, más o menos, cuando viaje a España a un congreso y allá me encontré un cartel de la Inquisición donde denunciaban con la amenaza de ex comunión a todo aquel que leyera los textos de Guillén Lombardo.
Entonces ahí fue donde me renació el interés, es decir se trataba de un hombre que escribe tan bien como para alertar a la Santa Inquisición, me dije que había que leerlo de manera directamente.
Entonces conseguí libro de Andrea Martínez Baracs, Don Guillén de Lampart, y la biografía que escribió Fabio Troncanelli, La Inquisición en México, La Aventura de Guillén Lombardo y de ahí acudí al Archivo General de la Nación a buscarlo ya con la intención de hacer una novela sobre él.
En la entrevista con Quadratín, el doctor en Letras por la Universidad de Guadalajara narra que Memorias de un Basilisco, es una novela que está dividida en dos partes; la primera aborda la vida de Guillén, contada por él mismo de su puño y letra, pero también por otra parte es la aventura de su alumno para rescatar esas memorias y ponerlas a salvo de la Inquisición.
El texto narrado en tercera persona, permite ver al personaje primero desde adentro y luego al exterior, lo cual implica que tenga que presentar tanto a sus enemigos,, sus aliados, al Rey y todos los personajes quienes estuvieron alrededor de él, refiere el autor de Memorias de un basilisco, novela que llegó a librerías el mes pasado y se mantiene como de las más vendidas.
Los historiadores no siempre dicen la verdad
«Aunque a veces la ficción es verdad y la historia mentira. Hay historiadores mentirosos y literatura que a través de la mentira dice la verdad.
“Para la novela lo que hice fue ver las distintas hipótesis que hay sobre el personaje, por ejemplo algunos lo consideran como un impostor y un farsante, y otros que es un superhéroe. Lo que traté fue formar entre todas las visiones que hay una síntesis.
“Creo que es un sabio un erudito, pero también es cierto que es muy charlatán, bastante soberbio y satírico. Entonces quise lograr una versión más íntegra y para eso tuve que imaginar y rellenar huecos de algunas vivencias que se completan con escenas que invente. Siempre tratando de desapegarme lo menos posible de los hechos históricos”, recalca Gonzalo Lizardo.
-¿En el Archivo General de la Nación qué material consultaste?
-Son como mil páginas, que contiene las acusaciones y declaraciones de los testigos, las reuniones que tenía con los miembros del Tribunal del Santo Oficio, también están los propios escritos de Guillen. En la cárcel, él escribió muchísimo ahí fue donde gestó más su pluma, porque entre los cargos que le adjudicaron fue que al estar siete años en la cárcel y escapas una noche y pegar en distintas partes de la Ciudad cárteles donde anunciaba los crímenes del Santo Oficio, eso -carteles también se mantienen en los archivos-.
Su expediente está lleno de escritos tanto realizados por él, como los formulados por el Santo Oficio, entonces pude seguir claramente todo el proceso leyendo los legajos. Además está en Monterrey el Archivo Conway donde residen escritos que le fueron confiscados cuando lo atraparon y se trata de textos profanos, temas militares, cálculos matemáticos, de todos esos documentos uno se puede dar una idea de todo lo que él escribía. Saber cuáles eran sus intereses y lecturas.
.¿A la luz de los años y a raíz de este trabajo que has realizado qué es lo que puede aportar este personaje a la actualidad?
-Es un emblema de la libertad de expresión y también de intelectual crítico, creo que hasta ese siglo 17, los intelectuales no eran más que cortesanos, escribían para los reyes, condes y los obispos y realmente tenían muy pocos espacios en la vida pública.
Guillén al estar en la cárcel forzado por las circunstancias se convierte en un intelectual que escribe para denunciar lo que está mal en el sistema. Este tipo de intelectual se va a desarrollar más durante la Ilustración.
Entonces Guillén es un testimonio directo de un pensamiento independiente en una época en donde este no lo era. La idea de un intelectual como mediador entre el poder y los ciudadanos.
Su pensamiento se basa en el humanismo cristiano, que fue la semilla de lo que ahora se llama pensamiento barroco, como una alternativa de pensamiento moderno y contemporáneo.
Estamos hablando de que se trata de un pensamiento que es mediador como es la concepción humanista. Para un pensador, como Guillén, el bien y el mal no son extremos, no se es totalmente bueno o malo, la muerte y el dolor no son tan malas como pensamos, tiene un mecanismo de pensamiento que es muy útil en este mundo tan polarizado de hoy.
Ahora que parece que si no eres chairo eres fifí. El pensamiento como el de Guillén nos enseña que los extremos nunca tienen la verdad, porque esta siempre estará en la conjunción de los contrarios.
La obra de Lombardo es una ventana abierta para estudiar un periodo de cien años que se encuentra olvidado de la historia oficial. El siglo 17 casi nadie lo estudia o lo frecuenta, cuando creo que es en esa época en donde se fundó la verdadera nacionalidad mexicana, esto nos ayuda a entender nuestro pasado, porque si no nos reconciliamos con este, siempre tendremos esa herida.