Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
La pandemia y la Economía XII… “ Y la vida sigue…”
In memoriam
Rubén Larenas Lavín, Pedro Norberto Miranda, Jaime Polaco Castillo, David Garay Maldonado, Sergio Lavín Espinosa, José Antonio Oropeza Servín, Marco Tonini Zamudio, Javier Argüelles, Alejandro Cedillo Cano, Martha Abigail Caballero Collí, Agustín Lazarini Colorado, Carlos Aspe, Guadalupe Santaella Hidalgo, Oscar Chávez, Yoshio, Gualberto Castro, el papá de Juan Álvaro López y Lupillo, entre otros.
Como consecuencia del contagio y progresión de la pandemia del virus “Sars2 Covid19”, en los últimos meses han dejado de existir entrañables y queridos amigos y familiares. La mayoría fue como consecuencia del contagio de este virus, pero algunos por otro tipo de padecimientos. Cuando la luz deja de iluminar una vida y llega la muerte –algo que debemos de ver y razonar como parte de la propia evolución, de la misma vida–, nos invade un gran sentimiento y tristeza porque sabemos que se muere una parte de nuestra historia, de nuestros recuerdos, de nuestro camino. Y entonces, lloramos, rezamos y pedimos a Dios que los acoja en su reino, si es que existe.
Pero más allá de los sentimientos personales, de la impotencia que nos deja el fallecimiento de un conocido o de un ser querido, tenemos que pensar en los demás, en los que están todos los días luchando no sólo por no contagiarse, sino por sacar adelante a sus familias ante una severa crisis económica que vino aparejada junto con la pandemia. Ahora bien, iniciamos junio en el momento de mayor riesgo al concluir el plazo de la sana distancia y el confinamiento voluntario.
Es más que comprensible que luego de poco más de tres meses de parálisis, de confinamiento, es difícil que cualquier país siga detenido y no produzca, tomando en cuenta de que la economía mundial fue desbastada por esta nueva pandemia.
Y vuelvo a insistir. Es imposible que en un país con tanta
desigualdad social como lo es México, se pueda contener la movilización social.
Mientras que en la capital del país y en la zona conurbada, concretamente en la
zona nororiente, la cantidad de nuevos casos confirmados de Covid19 se mantiene
al alza y la mayor parte de los hospitales se encuentran saturados, la
gobernante capitalina, Claudia Sheinbaum, insistió en que no se deben de
relajar las medidas de preventivas que podrían provocar que retroceda la
reactivación de actividades y se vuelvan a intensificar los brotes de la
pandemia.
Ahora, debemos sumar las protestas sociales y la incapacidad de los gobernantes
para contener a estas turbas de mozalbetes que con gran impunidad destruyen
todo lo que encuentran a su alrededor, so protexto de condenar los abusos
policiacos en el extranjero y en el país.
Por supuesto, que tampoco es admisible que un par de policías capitalinos, en
lugar de detener y someter a una joven que estaba vandalizando en la marcha del
viernes en la Ciudad de México, la agarraran a golpes y patadas cuando estaba
en el piso. Los responsables deben ser sancionados.
Pero también deben ser castigados los demás vándalos. Deben ser detenidos y
castigados los que prendieron fuego con alevosía a un agente policial que no
estaba haciendo absolutamente nada, los que arrojaron bombas molotov contra
casas, embajadas, oficinas, los que utilizan cuchillos para perforar los trajes
de los policías en las manifestaciones, los que agreden reporteros. Y saber
quién los envía, quién les paga. Son los mismos que tomaron las preparatorias
de la UNAM y algunas vocacionales del IPN.
Es absurdo e incongruente y, por supuesto, que no tiene
sentido que los policías que hayan cometido alguna falta o un delito o se hayan
excedido en sus funciones sí vayan a la cárcel, pero que los que los atacan o
prenden fuego sean dejados en libertad y asumidos como víctimas. Es más que
lamentable que se quiera utilizar un incidente como éste para quitar a Omar
García Harfuch, uno de los jefes de policía de todo el país que cumple con su
deber. Sólo queda pensar que aquellos que quieren y proclaman una revolución,
necesitan que ninguna autoridad se los impida.
No comparto que la movilización social sea utilizada por intereses políticos
para desestabilizar a un gobierno que ha buscado contrastarse con el gobierno
federal, como es el caso del de Jalisco. Pero tampoco comparto que el gobierno
capitalino no haga nada para frenar a estos grupos violentos que incluso han
causado daños al propio Palacio Nacional. El problema de la polarización por la
que pasa nuestro país es que ambos hechos, reprobables por sí mismos, cada vez
son menos analizados por la sociedad mexicana bajo una perspectiva neutral, y
en vez de buscar soluciones de fondo, son más los que se suman a favor de uno u
otro bando.
Y ejemplo de lo anterior, lo podemos ver en los grupos de WhatsApp. Si te toca estar en un grupo proAMLO, cualquier crítica, por mínima que sea, al presidente, es una traición a la patria, es un acto de deslealtad a principios y valores. Si te toca estar en un grupo de los que están contra AMLO y decides destacar algo positivo que haya hecho, las críticas y descalificaciones caerán de manera apabullante.
¿Y Claudia Sheimbaum?…¿de qué lado está?…por lo visto,
en favor de los vándalos.
Por otra parte, en el caso de la Zona Metropolitana del Valle de México,
seguimos en semáforo rojo. Es muy importante que sigamos con las medidas de
quedarnos en casa; si tenemos que salir, hacerlo con sana distancia. Es muy
relevante que sigamos con esa disciplina.