Las Roscas de Reyes fitness, entre tradición y nuevas delicias
CIUDAD DE MÉXICO, 18 de julio de 2020.- La elegancia de los huipiles, tehuanas y de los vestidos de gala de Oaxaca no reside solo en la calidad de las telas y de los hilos de seda que dan vida a la colorida vestimenta; el largo tiempo que se dedica en su diseño, bordados y costuras hacen que cada prenda sea única, y aunque en el mundo existen imitaciones, nada se compara con la pasión que ponen por más de seis meses las manos oaxaqueñas a sus textiles.
Monica Matus es oriunda de la población de Chicapa de Castro en Juchitán, su pueblo es considerado como el lugar en donde se hacen los bordados más hermosos en la zona de Istmo de Tehuantepec, y aunque desde hace 10 años reside en la Ciudad de México sigue bordando y enviando sus prendas de gala a Oaxaca, en donde las mujeres las usan para las bodas, fiestas patronales o ceremonias como La Guelaguetza.
Desde niña Monica supo que las bordadoras de Oaxaca tienen como costumbre vender las prendas que elaboran, la mitad de las ganancias son empleadas para la manutención de la familia y el resto para ataviarse con joyas que resaltan la belleza de sus vestidos.
Este año debido a las restricciones sanitarias la máxima fiesta de los oaxaqueños, La Guelaguetza se celebrará sin público pero será trasmitida del 20 al 27 de julio por redes sociales. De manera virtual los bailes y los vestidos de los danzantes lucirán su colorido sin los aplausos y algarabía de miles de asistentes.