Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
En el momento más álgido de la pandemia, se tomó la decisión de que sí se iba a llevar a cabo la Liga Mx, aunque los de la Federación Mexicana de Fútbol y los equipos trabajaran de manera conjunta con la Secretaría de Salud y estuvieran aplicando los supuestos protocolos necesarios para evitar los contagios, el virus encuentra como ponerlos en jaque y así evidenciar que no estamos listos como en Alemania o España, para llevar a cabo el torneo, que de manera irónica, lleva el nombre de Guard1anes 2020, en fin, la hipocresía.
Durante la semana, precisamente el miércoles, anunciaron que se postergaría el partido inaugural entre Atlético de San Luis y el FC Juárez por casos positivos en el equipo potosino. A ellos se les sumaron las Chivas con tres casos, Monterrey con otros tres, Atlas con cinco y Necaxa con uno.
Yo no estoy en contra de que prioricen el regreso del futbol, porque en momentos como éstos, dónde las familias tienen que estar en sus casas, viviendo con la incertidumbre de que pasará, con noticias malas, pérdidas de empleo, la economía peor que nunca y no tienen acceso a distracciones en una vida monótona debido a la pandemia, el fútbol mexicano viene a generar esa distracción, euforia y ganas para ver, al menos a su equipo dos horas. Pero la realidad es otra y así no estoy de acuerdo, todo el trabajo de meses en cuarentena de unos se echa a perder por intereses financieros de otros.
Parte del porque reactivar la liga de fútbol es porque la mayor parte de los ingresos que éstos generan son por los permisos para la transmisión de partidos y fue por eso que decidieron llevar a cabo la pretemporada más vista en la historia del fútbol, la Copa GNP. En la cual, los Pumas tuvieron un torneo malísimo, iniciaron perdiendo por goleada contra el campeón de la copa, Cruz Azul, y dos somníferos empates contra América y Toluca.
Pues si bien las expectativas para hacer un buen torneo ya estaban bajas para los felinos con la salida de jugadores clave como Pablo Barrera o David Cabrera y sin refuerzos, en la semana, a unos cuantos días de iniciar el torneo, a través de las redes sociales de los auriazules, se dio a conocer la noticia en la que el entrenador Michel González se iba. A su fiel manera de ser un hombre cabal, respetuoso del trabajo y disciplinado argumentó que la salida era debido a problemas familiares, pero esto no es verdad.
Hay que recordar que el español llegó debido a Rodrigo Ares de Parga, y ahora se encuentran el amigo del Rector y que fungió como Secretario Particular del Rector el señor Leopoldo Silva el cual no tiene experiencia en el deporte y Jesús Ramírez, campeón mundial sub-17.
La salida de Michel es entendible, ya que al interior del plantel hay un malestar generalizado debido a la actual directiva en la que les hacen ver que si no firman bajo las restricciones salariales, no encontrarán trabajo y que hasta les están haciendo un favor.
Lo peor en este caso es que, Pumas pierde más con la salida de su técnico que el español saliendo de Pumas, el encontrará ofertas en otros equipos con mayor presupuesto, más futbol y una mejor directiva. Por parte de los universitarios, ¿quién va a ser el valiente y acogerá un equipo en el que con muy pocos recursos se le debe exigir ser campeón?