Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
La guillotina pendiente
Carlos Ravelo Galindo, afirma.
No. No es para tanto. Pero sí puede suceder.
Podría incluirse la horca a los que señala un chascarrillo que con todo el revoltijo en el medio oficial podría ser anécdota. Veamos:
San Pedro estaba de pie a las puertas del cielo, construidas de oro con incrustaciones de perlas, cuando se acercó un grupo de políticos.
«Oye San Pedro, podemos entrar también al cielo», pregunta uno de ellos.
San Pedro le responde:
«Bueno, nunca antes habíamos tenido un grupo de políticos que vinieran al cielo, déjame preguntarle a Dios».
Luego se da la vuelta y va a consultar a su jefe.
«Mi Señor, hay un grupo de políticos que esperan en las puertas del cielo,debo dejarlos entrar»
Dios dice:
«Nunca antes habíamos tenido políticos en el cielo. Veamos cómo nos va.
Déjalos entrar».
San Pedro se va, tan solo para volver corriendo unos minutos más tarde con Dios.
Se fueron pronuncio a gritos San Pedro.
«¿Los políticos? Inquiere el Señor.
Y se llevaron las puertas.
Ni modo así estamos según Lozoya, al que nadie aún ha visto en México.
En fin.
Los presuntos delitos que se atribuyen a ex funcionarios investigados, o a punto de serlo en este momento, están vigentes, señaló el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero.
El fiscal general de la república Alejandro Gertz Manero lo explica cabalmente.
Con detalles, para que se entienda bien. Y no se tergiverse, Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox y gobernadores entran como presuntos acusados en delitos que no prescriben
La respuesta fue un mensaje tajante a los medios, columnistas y comentadores que han echado mano de la prescripción para defender a los que los protegieron.
Y algunos quizá lo hacen para caer en esa dualidad tan exhibida hoy en día, de los que escriben o manejan medios electrónicos para balancearse y no quedar mal con nadie.
No sé por qué me acordé del catalán Joan Manuel Serrat cuando evitó apoyar a los independentistas y dio a entender que él está con todos. Y se vio natural.
Les canta a todos para cuidar sus ingresos.
Las definiciones si es que existen, a un lado.
En un artículo publicado en Proceso el año anterior, el constitucionalista Elisaur Arteaga Nava advierte que las excepciones que fija la ley para darles privilegios de tiempo a los funcionarios deben de ser interpretados de manera estricta.
Y agrega que el legislador da un lapso legal después de terminado el mandato, suficiente para impedir la impunidad, sabedor de que el que ha gobernado deja fuerzas atrás poderes que aún subsisten y pueden impedir un juicio.
Entre la habilidad que esgrimen los caros abogados defensores y las defensorías interesadas de los medios, contra la habilidad de los acusadores, hay que mencionar como dice Arteaga Nava, la complejidad de la ley y su oscuridad, que se tiene que desbrozar.
Pero un tercer elemento que él no menciona, entra en disputa: los que interpretan la ley, el poder judicial.
Peña Nieto, Felipe Calderón Hinojosa, Vicente Fox, entran como presuntos acusados en delitos que no prescriben y que se pueden llevar a juicio en cualquier momento.
Hay un acuerdo tomado el pasado 12 de agosto de la mayoría de la diputación oaxaqueña, para seguir adelante el juicio planteado por la Comisión de la Verdad creada al respecto en el sexenio anterior y que llevó el caso a la Comisión Internacional de los Derechos Humanos.
Se trata de hechos criminales cometidos en el sexenio de Ruiz Ortiz en Oaxaca, en 2004-2010 y denunciados a los ex presidentes mencionados. Ante el escudo del tiempo, hay delitos que por su gravedad no prescriben, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad.
Puntualmente los definen los documentos de la ONU y los separan para tipificarlos bien. Están tipificados en códigos penales.
Se suelen agregar otros, entre ellos las agresiones y disposición de bienes en conflictos armados. Delitos y crímenes que han sido denunciados cuando se ejercía un poder, han quedado en el aire por el paso del tiempo.
A eso se añade la veleidad de cierto sector judicial, que por corrupción, cercanía con los acusados o ignorancia, han dejado sin efecto muchas violaciones.
Si el ciudadano común cree que hacer justicia por su propia mano es legal, no es así en los altos poderes.
Los muchos crímenes mencionados en la historia del país y en tiempos recientes, contra enemigos políticos y personajes incómodos, entre ellos periodistas, han sido cometidos con conocimiento de causa y ocultados los hechos en la bruma de la verdad.
Nunca hubo investigaciones a fondo y por lo general fueron los personajes menores o los chivos expiatorios, los que pagaron. La literatura es vasta en ese tipo de casos.
Lo explicó a doña Tere Gil, el fiscal general de la República, antiguamente llamado Procurador de justicia.