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CIUDAD DE MÉXICO, 31 de agosto de 2020.- Ser senador de la República es una responsabilidad mayúscula, pero presidir el órgano directivo de la Cámara Alta exige un doble compromiso, aseguró Óscar Eduardo Ramírez Aguilar.
En su primera intervención ya como presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República se comprometió a ser un facilitador para el trabajo legislativo; promover el diálogo y la tolerancia, el derecho a disentir, el respeto a la pluralidad y que las decisiones de la mayoría sean el eje en la conducción de los debates.
Con los poderes Ejecutivo y el Judicial, el morenista empeñó su palabra en la conducción con un sentido estrictamente republicano; con las entidades federativas, al diálogo, la apertura y el respeto al federalismo.
“Tengan la seguridad que día a día velaré por la dignidad y la protección de los derechos de cada uno de ustedes, siendo garante del patriotismo constitucional y del estricto cumplimiento de la legalidad”, dijo el senador de Morena.
Desde lo más alto del Pleno, en el presídium de la Mesa Directiva, aprovechó para dirigirse a sus paisanos quienes dijo le han dado el privilegio de representarlos. “Les doy mi palabra que pondré muy en alto el nombre de Chiapas”.
Al referirse al proceso electoral de 2021 durante el periodo de su Presidencia, Ramírez Aguilar avizoró que el Senado no será ajeno a la contienda, sin embargo, refutó que no pueden conducir a una parálisis legislativa.
“El país pasa por momentos complejos. La realidad que ha traído consigo la pandemia, exige redoblar esfuerzos”, subrayó el senador de Morena al tiempo de hacer un llamado a la conciliación para construir y ofrecer las respuestas que el país requiere.
Y convocó a que, en la definición de la Agenda Legislativa, se privilegie el bien común a las personas y la protección de los derechos humanos.
“Quienes estamos aquí, venimos de diferentes estados, tenemos historias de vida distinta y representamos diversas visiones del futuro, pero coincidimos en un solo objetivo: la Patria es primero”, expresó el senador Eduardo Ramírez sobre las letras inscritas en oro a su espalda, frase pronunciada por el caudillo Vicente Guerrero.