Acusan extravío de carpetas de investigación de desaparecidos en Guerrero
CANCÚN, QRoo, 7 de octubre de 2020.- La fuerza de Delta inició como a eso de las dos de la madrugada de este 7 de octubre, y por mucho que estuvieras resguardado, causó temor.
Fueron horas de escuchar en silencio su rugir, su viento azotar maderas y ventanas, de observar cómo se doblaban y caían gigantescos árboles, apenas asomándote por lo peligroso.
Delta llegó, categoría 4 y se fue la luz, el Wi-Fi y los datos móviles. Y de pronto, te quedaste solo ante el fenómeno y por mucha cultura de prevención, el no saber, es una sensación que solo sufre un sobreviviente de un huracán después de que para de llover.
La única opción es buscar sin mucho encontrar la calma y esperar, esperar, esperar, rogando al cielo que la furia del fenómeno no transgreda tu hogar y haya más destrozos.
Por fin amaneció, no hay luz, no hay Wi-Fi, no hay datos… y la incógnita de si estás en el ojo, de si ya se fue, de si regresa es algo que corroe a todos. Pero hay que seguir y sin apoyo de la autoridad –porque no se puede llamar al 911–, los vecinos vuelven a ser vecinos al dejar guardado el celular y salen a apoyarse.
Esta vez, Delta se dio el lujo de tirar un árbol gigante, tenía más de 20 años erguido, era el orgullo de la calle, la casa de decenas de pájaros y el que hacía bonita la vista.
Con machetes, hachas y afortunadamente, una motosierra, se ayudaron los vecinos mujeres, hombres y niños.
Más información en Quadratín Quintana Roo