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MORELIA, Mich., 2 de noviembre de 2020.- La 74 Legislatura del Congreso del Estado solicitará el registro de la Danza de Kurpitiecha o Danza de los Kúrpites de Parangaricutiro en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de la Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Así lo acordaron desde el pasado mes de abril los diputados integrantes de la Comisión de Cultura y Artes del Congreso del Estado al dictaminar la iniciativa con proyecto de acuerdo para solicitar a la Dirección de Patrimonio Mundial del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), su registro que apenas será presentado al pleno en la sesión del próximo martes.
Kúrpites es un vocablo purépecha que significa los que se juntan o los que se reúnen con un fin, cuyo origen deviene de la época precolombina y contiene elementos de la cosmovisión prehispánica que prevaleció durante la época de la colonia, aunque ya con algunos rasgos de la religión impuesta por los españoles.
En la actualidad, en San Juan Nuevo Parangaricutiro, se lleva a cabo, cada ocho de enero, el concurso de Kupitiecha o Danza de los Kúrpites y durante tres días, dos cuadrillas integradas por hombres jóvenes, solteros, menores de 20 años, desfilan por las calles de su pueblo y bailan con el rostro cubierto con una máscara que simboliza los rostros de los conquistadores españoles que ostentaban el poder, frente a las casas de sus novias, quienes bordan el delantal que cada uno porta con orgullo durante la competencia.
Esas cuadrillas de Kúrpites Bonitos se dividen en dos barrios, el de San Mateo y el de San Miguel y al compás de sones abajeños ejecutan la danza, mientras que los máximos exponentes de la cuadrilla, un T’arhépitis -un hombre- y una Maringuia -un hombre vestido de mujer-, dan muestra de ritmo con movimientos controlados, precisos y cadenciosos, que señalan los roles sociales de los jóvenes.
Es una muestra de cultura, costumbres, tradiciones que caracterizan a un pueblo cuya fundación se atribuye a Fray Juan de San Miguel entre los años 1540 a 1545, quien llevó a los indígenas que vivían en pequeños caseríos en Pantzingo al Valle de Capatzin, donde se trazó un pueblo a semejanza de los de España, con una plaza, un ayuntamiento y una iglesia que fungía como centro de poder y culto.
Consideran los diputados de la Comisión que la iniciativa es viable porque los objetivos de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial tiene entre sus objetivos los de salvaguardar el patrimonio cultural inmaterial, el respeto del patrimonio cultural inmaterial de las comunidades, grupos e individuos, la sensibilización en el plano local, nacional e internacional del patrimonio cultural inmaterial y el reconocimiento recíproco del patrimonio cultural inmaterial entre países y la cooperación y asistencia internacionales.
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