Abanico
La Revolución sigue vigente, ¿lo está también el Ejército que surgió de ella?
Es curioso que a unos días de la conmemoración de la gesta revolucionaria, haya surgido un caso inédito en las filas del Ejército mexicano, que ha conmocionado la vida política. El que ocupó el más alto grado de las fuerzas armadas con Enrique Peña Nieto, fue detenido y acusado en Estados Unidos, sin que las autoridades mexicanas fueran informadas. Multitud de datos, preguntas y suposiciones han salido a relucir ahora con la liberación del general Salvador Cienfuegos para ser juzgado en México. Pero queda la pregunta más candente: ¿que sucederá? A ciento diez años del inicio de la Revolución Mexicana que se cumplen el 20 de noviembre del año 2020, miles de circunstancias ha vivido el país, una de ellas la institucionalización, una de cuya partes es el Ejército, pero en el pueblo aún respira a través de las normas, las costumbres, las formas de expresión, el espíritu que dio lugar a aquel movimiento portentoso. Se trató de frenar, de entrada, la inquietud de los grandes líderes revolucionarios y de los pensadores que estaban a favor, en la creación de la propia norma suprema, que siendo un documento que recoge principios fundamentales, tuvo que ser acicateada por una izquierda que curiosamente es la que sale a relucir ahora en sus nombres y florece en sus planteamientos. Una empecinada derecha pujó muy fuerte para hacer de la Constitución un documento inocuo, como ahora han querido hacerlo, a base de reformas utilitarias. Los asesinatos de Francisco I. Madero y de la mayoría de los líderes revolucionarios, la intención reeleccionista de Álvaro Obregón, el surgimiento de líderes obreros utilitarios y corruptos, la propia institucionalización con la preeminencia de un sistema que se enclaustró más de ocho décadas y todo lo que ha venido después: la pobreza de millones, el endeudamiento abusivo, la enorme corrupción y el privilegio de unos pocos, no detuvo el sueño mexicano. Es repetitivo decirlo, pero la movilización del 1 de julio de 2018, fue una demostración de que el cambio a favor es el anhelo permanente de las multitudes.
El Ejército, viejo baluarte, flaqueó a veces dentro del sistema
Parte de la estructura estatal, sujeto a ella por una necesaria lealtad, el Ejército ha sido una institución “ardua, discreta y silenciosa” de cuya existencia sabemos poco. A menos que sus actos muevan a escándalo como ahora sucede o cuando en su definición de lealtad, ha quedo en dudas en la historia. Unos de esos casos son el 68 y Ayotzinapa y otros en los que la presencia de las fuerzas armadas es señalada con pruebas. Hay casos de comportamiento individual de militares que también han aparecido en la opinión pública, para desestimar ante la población las intenciones de ese sector. Incluso en este momento, con la creación de la Guardia Nacional que tenía como propuesta original una configuración civil, es vista por sectores de la sociedad como una advertencia de dar demasiado involucramiento al cuerpo armado. AMLO ha defendido la lealtad de ese cuerpo y de la Marina y ha prometido un cambio en la conducción de los militares con el actual jefe Luis Cresencio Sandoval. González. En su momento el siglo pasado, un militar, el general Francisco Gallardo, fue sancionado por los altos mandos militares, cuando al señalar críticas pidió porque se creara un ombudsman para el Ejército. La sanción le costó al militar juicio de guerra y una condena de ocho años. Actualmente fuera de ciertos militares que apoyan al viejo sistema, opositores de AMLO y que se han expresado públicamente, la Guardia Nacional ha servido como importante auxiliar en problemas que ocurren en el país, en cuestiones de seguridad y de desastres.
El Ejército Mexicano, libro que rescata como propia la antigua era
Publicado en 1979, cuando era titular de las fuerzas armadas el general de división Félix Galván López, el libro El Ejército Mexicano recorre en seis capítulos, antecedentes, fotografías y nombres de los altos mandos y una larga bibliografía, la historia del Ejército formal desde la etapa carrancista, con una redacción que no excluye los problemas que crearon sectores militares, reconoce fallas, y trata de explicar las vicisitudes históricas, la lealtad del cuerpo militar y su permanencia como se escribió arriba, “ardua, secreta y silenciosa”. Destaca de ese origen formal, el decreto 421 de Venustiano Carranza al desconocer a Victoriano Huerta como presidente por su calidad de traidor y con cuyo desconocimiento se crea el Ejército Constitucional que estuvo al mando del propio Carranza. Es destacado en este libro, que pesa más de tres kilos, la forma como engarza al Ejército actual en los orígenes de nuestros ancestros, por los jefes supremos que eran militares y enfrentaban grandes batallas. Su origen viene desde el preclásico superior con los Olmecas y las pruebas halladas en el sarcófago de El Zapote en Veracruz, en el que se descubrieron guerreros con lanzas, yelmos y escudos, lo demuestra. El primer capítulo del libro se inicia precisamente con el ejército Mexicatl hasta llegar a los tiempos modernos. También se refiere a la fusión militar de aquella época La Triple Alianza, con los ejércitos de Texcoco, Mexicatl y Tacuba. Un libro con muchos datos en cuya investigación participaron varios militares, que promovió el director del Banco del Ejército Enrique Lendo, por quien llegó a mis manos y otro con el envío que hice de un ejemplar a los comandantes del Ejército sandinista. Lendo sirvió a ese banco dos sexenios y parte de otro. Sonorense, es Mayor pese a su origen civil, hombre muy versado en las fuerzas militares, tanto como discutía con nosotros, allá cuando con uno de mis hermanos mayores, cursaba la primaria, en Sonora.