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CIUDAD DE MÉXICO, 7 de diciembre de 2020. — Los concesionarios del transporte público de pasajeros en la ciudad de México, integrados en Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) fueron esta mañana al Zócalo para exigir a la Jefa de Gobierno lo que como trabajadores y movilizadores de los ciudadanos de la capital del país les corresponde: una tarifa justa que se equipare a los 9.15 pesos del resto del país, ya que han sido fuertemente afectados no sólo por la pandemia, sino los últimos 30 años por las políticas públicas de los diferentes gobiernos.
El vocero de los transportistas este día, Francisco Carrasco destacó que la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo realizó un reconocimiento tácito la semana pasada a la necesidad de los transportistas de obtener una tarifa justa, al decir: “Este año se les dio un subsidio de hasta seis mil pesos en algunos casos, al mes, para evitar el incremento a la tarifa. Se va a entablar pláticas con ellos por parte del secretario del Movilidad y lo que estamos buscando es que lleguen a un buen acuerdo con la Secretaría de Movilidad”.
Pero ni ella ni el secretario de Movilidad, Andrés Lajous, han hecho contacto para llegar a ese acuerdo. Además, aclaró, “este año se nos dio el subsidio y en el mensaje críptico de los políticos pareciera que fue todo el año. Pero no, no fue todo el año. Fueron sólo algunos meses, 5 para ser exactos y no llegó a todos”.
Además, explicó que el acuerdo fue recibir esos 5 meses de subsidio mientras analizaban el monto del incremento, y no que esos 5 meses serían un mejoralito para seguir igual. Y, por si fuera poco, explicó, más adelante, con la pandemia, la Jefa de Gobierno lo publicitó como una ayuda por los efectos del Covid 19, lo cual demuestra cómo engañan a la gente porque ese subsidio fue logrado antes de la emergencia sanitaria.
Para hacer hincapié en sus demandas por alcanzar una tarifa justa, Carrasco recordó, a nombre de sus compañeros, que en 1994 la tarifa tenía un costo de 2.50 pesos y ahora, 26 años después cuesta 5 pesos. Es decir, se incrementó un apenas 100 por ciento.
En tanto, el precio del combustible estaba ese año en 1.35 pesos y hoy fluctúa en los 20 pesos. Es decir, se incrementó alrededor de 1,381 por ciento. Mientras la inversión en un microbús en 1993 era de alrededor de 90 mil pesos y hoy el costo de un autobús en las condiciones señaladas por la Secretaría de Movilidad es de 1 millón 750 mil pesos. Es decir, 1,844 por ciento es el incremento.
Y acerca del subsidio que han recibido este año, destacó que, “si bien sirvió para ayudarnos a seguir prestando el servicio, no resuelve el problema de la falta de tarifa que venimos arrastrando desde hace más de 25 años. En términos médicos, son un placebo que sirve para que uno sienta que lo curan, pero nada de eso ocurre porque los 4 mil pesos para el servicio tradicional u hombre-camión y los 6 mil para corredores de transporte convertidos a empresa sirven para sólo 3 o 4 días de combustible”.
Recordó que están con una tarifa 46 por ciento por debajo del resto del país y 60 por ciento respecto del Estado de México. Y para estar al parejo de las demás capitales “deberíamos cobrar al menos 9.18 pesos sea mediante la tarifa o subsidio o una combinación de ambos”.
Y advirtió Carrasco a la Jefa de Gobierno, quien es la que toma las decisiones, que “una vez que definamos realizar una gran movilización, no habrá llamado al diálogo que nos pare, porque ya vimos que carecen de palabra para cumplir con las demandas de quiénes si luchamos día con día para ganarnos el sustento de nuestras familias, por quienes a diario nos arriesgamos para poder dar el servicio y subsistir”.