Teléfono rojo
¡La misteriosa muerte de militares de alto rango!
Es un secreto a voces; un secreto tan bien guardado que todos lo saben.
En efecto, pocos lo dicen de manera pública –y sobre todo se cuidan de no decirlo a los periodistas y menos a los opinantes–, pero lo cierto es que entre las fuerzas castrenses mexicanas todos saben del creciente descontento por la “lealtad ciega” y hasta criminal a la que son empujados altos mandos de las Fuerzas Armadas Mexicanas.
Sí, cada vez son más los militares y marinos que, sin reserva, expresan un creciente enojo por el sometimiento irracional, ilegal y hasta violatorio de la Constitución, de los altos mandos castrenses al presidente.
Cada día se cuestiona más –entre un mayor número de elementos de tropa, de oficiales y altos mandos–, la escandalosa corrupción a la que son arrastrados militares y marinos; los mismos a los que antaño el entonces candidato llamaba asesinos y hogaño convierte en negociantes sin escrúpulos; a lo que llena los bolsillos de dinero, en espera de la obediencia ciega.
Por eso, cada día son más los militares y marinos que buscan un vínculo con la sociedad y con la política, para ser escuchados y para que se entienda que la “lealtad ciega” no está entre todos los militares y los marinos.
Y si era creciente el enojo entre amplios sectores de quienes integran las Fuerzas Armadas Mexicanas (FAM) –entre militares y marinos de todo los rangos–, el descontento hoy parece incontenible, luego de la misteriosa tragedia del pasado domingo, en Veracruz, en donde perdieron la vida seis militares, presuntamente de alto rango.
En efecto, la mañana del domingo 21 de febrero –apenas hace 48 horas–, se reportó el desplome de un avión de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) –un Learjer 45 matrícula FAM3912–, en el que viajaban seis militares que, según el reporte oficial, perdieron la vida.
El accidente ocurrió en las inmediaciones del Aeropuerto Nacional El Lancero, localizado en el municipio de Emiliano Zapata, en Veracruz, a donde la aeronave había aterrizado procedente de la Ciudad de México –a las 9:05 hora local–, de donde pretendía despegar media hora después.
Según el reporte oficial, el Learjet 45 no logró ganar altura y se estrelló al final de la pista, a donde acudieron rescatistas que intentaron recuperar con vida a los ocupantes.
Según el reporte oficial, al lugar se presentaron representantes de la Fiscalía Estatal y General de la República, al tiempo que se informó que las indagatorias para conocer las causas del siniestro quedarán a cargo de la Comisión Investigadora y Dictaminadora de Accidentes Aéreos de la Sedena y de la Inspección y Contraloría General del Ejército y Fuerza Aérea.
El Learjet 45 que se desplomó en Veracruz el pasado domingo es un avión fabricado por la canadiense Bombardier, que entró en servicio en 2007 y que antes fue propiedad de una empresa privada norteamericana.
Curiosamente es una aeronave idéntica a aquella en la que –en un accidente ocurrido en 2008–, perdió la vida Juan Camilo Mouriño, entonces secretario de Gobernación, en la gestión de Felipe Calderón.
Luego del accidente entre no pocos integrantes de las Fuerzas Armadas creció el enojo, sobre todo porque según distintas versiones recabadas por Itinerario Político, se ocultó no sólo el tamaño de la tragedia, sino la identidad del verdadero rango de los militares fallecidos.
¿Por qué ocultar la información?
Entre no pocos militares consultados, el asunto fue minimizado no sólo en los medios, sino al interior de las Fuerzas Armadas. Más aún, contrario a los protocolos, a los funerales de los caídos no acudió ni el presidente ni los altos mandos, los cuales se concretaron a expresar el pésame sólo en redes sociales.
Las mismas fuentes informaron a Itinerario Político que existe un verdadero caos al interior de las Fuerzas Armadas y, en especial en la Sedena, ya que crece la versión de que el general secretario de la Defensa, Crescencio Sandoval, estaría hospitalizado y reportado como grave.
Otra de las circunstancias que llamaron la atención es que apenas en días pasados se produjo un severo diferendo entre la Guardia Nacional comisionada en Veracruz, con el gobierno estatal y elementos de las Fuerzas Armadas.
¿Y cuál fue la razón del choque?
Que algunos militares y activos de la Guardia Nacional se negaban a obedecer la orden civil, del gobierno estatal, de arrestar a toda la policía municipal de Córdova. Los militares abrían argumentado que dejar sin policías al municipio, era igual a dejarlo en manos del crimen organizado.
Además, el mismo domingo en que se produjo el accidente que costó la vida a seis militares, la periodista Beatriz Pages difundió un editorial en el que llama a los integrantes de las Fuerzas Armadas de “tener el valor” de decirle al presidente las tres palabras que pueden salvar al país: “¡No, señor presidente”!
De manera contundente, la periodista les pregunta a los efectivos de las Fuerzas Armadas Mexicanas: “…qué podemos esperar si ustedes no se atreven a pronunciar las tres palabras “¡No señor presidente!””.
El demoledor texto provocó una inusual andanada de miles de insultos, difamaciones y calumnias contra la periodista, lo que suele ocurrir cuando un periodista da en el blanco.
¿Qué provocó la tragedia del avión militar en Veracruz?
Aquí no sabemos si se trató de un accidente, producto de una falla mecánica. Pero tampoco sabemos si existen otras razones que habrían empujado la tragedia.
Lo que sí sabemos es que al interior de las Fuerzas Armadas crece la inconformidad sobre la “lealtad ciega” y la escandalosa corrupción a la que son empujados, desde Palacio, los altos mandos.
Y cuando el río suena… se puede desbordar.
Al tiempo.